La escenificación de la Resurrección cerró los actos de una Semana Santa en cuya organización se vuelca esta parroquia de Meis desde hace décadas
18 abr 2022 . Actualizado a las 17:20 h.Con la llegada de la Semana Santa, los caminos de la pequeña aldea de Paradela (Meis) parecen ser puertas del tiempo por las que entran y salen, sin jet lag histórico de ningún tipo, hombres y mujeres de hace dos mil años. Hay quienes visten túnicas sencillas y de aspecto áspero; otros lucen brocados y vestidos lujosos; y no faltan los belicosos romanos, con los petos de su armadura bien bruñidos y los penachos de los cascos de vivo encarnado. Todos esos personajes pululan por Paradela desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Pascua. Luego, desaparecen hasta que la siguiente Semana Santa vuelve a convocarlos para mantener viva una tradición declarada de Interese Turístico: la recreación de los últimos días de Cristo.
Nadie sabe muy bien de dónde surgió la idea de representar los avatares que vivió Jesús desde su entrada triunfal en Jerusalén hasta su más triunfal aún victoria sobre la muerte. Pero lo cierto es que hasta las personas con más veteranía en la Semana Santa de Paradela recuerdan la tradición ya bien asentada en tiempos de sus abuelos. En todos estos años, el montaje se ha ido perfeccionando, los efectos se han ido mejorando, y todo se ha ido adaptando a los nuevos tiempos. Todo, menos el guion, que lleva 2.000 años escrito y que sigue funcionando: los monólogos de la Virgen María logran humedecer hasta los ojos más impíos.
Paradela cerró este domingo sus puertas del tiempo: la misa y la procesión marcaron el final de los actos religiosos. Justo antes, la compañía de teatro que forman los vecinos había escenificado, en el jardín de la iglesia, el último capítulo de la Semana Santa: la Resurrección de Jesús. «Por que pensas que nos puxo aquí o gobernador? Este home [Jesús] dixo que ao terceiro día ía resucitar de entre os mortos, e hoxe é o terceiro día», proclamaba ante el sepulcro uno de los guardias romanos. Su compañero desdeñó sus palabras: ignoraba que tan solo unos instantes después, una densa humareda lo iba a envolver todo, que la tumba se iba a abrir, y que ellos caerían al suelo, fulminados. Con la resurrección de Cristo llegaría un ejército de ángeles, encarnados en los niños y las niñas de Paradela, y desde lo alto lloverían flores: dos vecinos habían hecho guardia en lo alto del campanario para lanzar los pétalos perfumados. Las campanas tocaron alegres y las bombas de palenque se sumaron a una celebración en la que este año la suelta de palomas blancas fue sustituida por la de unos globos del mismo color.
Quizás sea usted de esas personas que no cree en los milagros. Pero en Paradela, alrededor de la Semana Santa, se produce, sin duda, uno: el del trabajo colectivo, el de la ilusión compartida, el de la conciencia de pertenecer a un lugar, con sus tradiciones y sus ritos. Que tenga una larga vida.
Otras celebraciones
En Pontevedra, a procesión del Encuentro de Jesús Resucitado con su madre la Virgen María fue el colofón este domingo a una Semana Santa que registró afluencias como antes de la pandemia. Fue una cita en la que visitantes y vecinos pudieron disfrutar de la salida de la imagen de Nuestra Señora del Amor Hermoso acompañada de su cofradía desde la parroquia de San José y la del Jesús Resucitado a cargo de la Cofradía de la Vera Cruz desde la iglesia de San Bartolomé, mientras que las de San Juan y María Magdalena lo hicieron desde la basílica de Santa María con la Cofradía del Mayor Dolor y la Banda de la Cofradía del Espíritu Santo para confluir las tres en el entorno de la plaza de A Ferrería. Tras el encuentro se formó una única procesión que regresó a la parroquia de San José.
En las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes los actos principales para despedir la Semana Santa tuvieron lugar en A Estrada y en el santuario de O Corpiño, en Lalín. En este último se celebró el Domingo de Pascua con la tradicional bendición del pan en las tres misas que se oficiaron a lo largo del día. Por su parte, la Semana Santa estradense finalizó con la celebración solemne de la Pascua de Resurrección y dos misas rezadas. Previamente tuvo lugar una concurrida Vigilia Pascual en el templo estradense.