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Del trueque a las tiendas de exquisiteces, la segunda vida del aceite de Quiroga

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La almazara de Bendilló recreó el proceso de elaboración tradicional en la fiesta dedicada a este producto artesanal

30 may 2022 . Actualizado a las 09:58 h.

La centenaria almazara de Bendilló volvió a funcionar este domingo en la Mostra do Aceite de Quiroga. Hace tiempo que este apreciado producto artesanal se elabora con métodos e instalaciones más modernas, acordes con la normativa alimentaria y las actuales exigencias de calidad. Una vez al año, sin embargo, el viejo molino del pueblo olivarero abre para que los visitantes que se acercan a la feria puedan asistir a una demostración del prensado tradicional de ese fruto. Así es el aceite de Quiroga: un escaso elixir que se abre paso en las tiendas gourmet sin perder de vista sus esencias.

La edición veintidós de la Mostra do Aceite de Quiroga, fiesta de interés turístico, fue inaugurada poco antes de la una del mediodía en un acto presidido por el alcalde, Julio Álvarez; el titular de la Diputación de Lugo, José Tomé; y la directora xeral de Turismo, Nava Castro. También acudieron a Bendilló los diputados provinciales de Promoción Económica, Pablo Rivera, y Turismo, Pilar García Porto; así como el delegado territorial de la Xunta en Lugo, Javier Arias.

Para evitar aglomeraciones en la almazara, y al igual que en la edición anterior, el público pudo seguir el proceso de elaboración tradicional del aceite a través de una gran pantalla instalada en el exterior. Antes del mediodía abrían los puestos en las proximidades de la Capela das Farrapas, escenario habitual de la muestra. Entre ellos estaba el de Jesús Bao Mondelo, uno de los pioneros de la regulación de la marca Aceite de Quiroga. «Ao principio houbo moitos atrancos e nos tomaban un pouco a risa, pero agora todo o mundo quere subirse ao carro», comenta.

La denominación de origen para el aceite de Quiroga es una vieja reivindicación de los productores, que contaron desde un primer momento con el respaldo incondicional del alcalde. Ese indicativo se hace esperar, pero la marca Aceite de Quiroga distribuye un sello que acredita el origen del producto de los elaboradores debidamente registrados,

En la casa de Jesús Bao, como en otras muchas, se elabora aceite de cosecha propia desde tiempo inmemorial. «Antigamente o sobrante ía para o trueque. Se tiñas seiscentos litros, para o consumo da casa eran trescentos e o resto cambiábase por trigo ou por outra cousa», rememora. El aceite de Quiroga era muy buscado no solo por su sabor y valor nutritivo. En muchas casas se empleaba como una medicina, algo que sucede aún hoy.

Un mercado selecto

«Facíanse ungüentos co aceite mesmo para sacar os herpes, e se che doía un oído botábanche unha gotiña nel para curalo», dice este productor. La feria de Bendilló, en los años buenos, es una importante fuente de ventas para los cosecheros, aunque el aceite de Quiroga tiene cada vez mayor presencia en las tiendas de exquisiteces, un mercado obligado para un producto escaso y de gran singularidad.

Los aceites elaborados con variedades genéricas —arbequina, picual, manzanilla— son algo más económicos, pero los de los viejísimos olivos que se conservan de las olivas autóctonas brava y mansa cuestan 9 euros el cuarto de litro. Nadie que haya aliñado un plato de pulpo con él le dirá que es caro.