Una investigación analiza los restos de más de doscientos peregrinos medievales
COSAS DEL CAMINO
El arqueólogo Patxi Pérez Ramallo estudia los orígenes del Camino de Santiago
19 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Patxi Pérez Ramallo trabajaba vendiendo entradas en la catedral de Santiago. Malvivía con un sueldo no demasiado abultado. Durante años sintió, paciente, la frustración de la persona sobrecualificada. Lleno de proyectos y ambiciones, pero sin oportunidades para demostrar su valía. Licenciado en Historia y doctorado en Análisis Forense. Un experto desaprovechado. Uno de tantos. Tras la taquilla del templo, veía pasar los días grises, esperando que el destino le dejara caer una oportunidad frente a sus ojos. Una señal. Una pista.
Una mañana cualquiera, se le acercó un peregrino de acento estadounidense. «¿Qué le pareció la catedral?», preguntó Patxi solícito. «Bien, pero hay un problema. No hay historia de los que levantaron este templo».
Resultados sorprendentes
Aquel encuentro fortuito fue el germen que hizo florecer su investigación. Desde entonces, Patxi Pérez ha dedicado sus esfuerzos y conocimientos al estudio y el análisis de los restos mortales de peregrinos medievales. «Me pregunté si había alguna herramienta en la arqueología que pudiera ayudar a reconstruir el pasado», dice. Su labor ha arrojado resultados sorprendentes. Un nuevo epígrafe en la historia del Camino y de la ciudad de Santiago.
Se analizaron los restos de más de doscientos peregrinos en distintas partes de España, recogiendo muestras de 28 yacimientos arqueológicos. El objetivo era perfilar datos de interés como el lugar de procedencia, el estrato socioeconómico o el grupo demográfico de los pioneros que anduvieron los primeros pasos de la ruta jacobea.
El equipo observó con sorpresa que casi la mitad de los huesos analizados pertenecían a mujeres. «Teniendo en cuenta que estamos hablando de la Edad Media, una etapa muy difícil para la mujer, es un dato inesperado. Había tantas peregrinas como peregrinos», subraya.
Los resultados también dejaron constancia de los orígenes eclécticos del Camino. Entre los siglos IX y XII, más de un 50 % de los peregrinos tenían origen extranjero. Y eso contando solo los restos encontrados en la Península, pues, según cuenta Patxi Pérez, «hay localizadas tumbas de peregrinos en muchos puntos de Europa, desde Polonia hasta Inglaterra». Estos datos le han permitido hacer proyecciones interesantes. Según sus estimaciones, en torno a un 25 % de los habitantes de la península ibérica entre los siglos X y XV eran extranjeros.
Por desgracia, su equipo no cuenta con los medios para poder ampliar la investigación a todo el continente. De hecho, a duras penas están consiguiendo mantenerlo a flote dentro del propio país.
Falta un mecenas
Ningún organismo público les ayuda, lamenta. Presentaron el proyecto ante la Xunta y el Concello de Santiago, pero ninguno de los dos les brindó financiación. Si no fuera por una beca de La Caixa y por la inestimable colaboración de varias universidades extranjeras, hace mucho tiempo que la misión habría muerto por falta de fondos. Más científicos en busca de mecenazgo. Más talento sin explotar. Actualmente, Pérez Ramallo tiene que seguir dándole forma a esta noble tarea en su tiempo libre. Una situación económica precaria le impide dedicarse a jornada completa a su investigación.
A pesar de las continuas trabas administrativas, el arqueólogo y su equipo cargaron a sus espaldas el peso de la historia con entereza. «Fue muy difícil conseguir colaboración en algunas partes de España. La burocracia puede ser muy frustrante», incide. El investigador encara el futuro con la esperanza de despertar el interés de algún ángel benefactor. Alguien que sienta y ame, como lo hace él, cada piedra del Camino.
Flujos migratorios
Ya en la Edad Media, el Camino no era un fenómeno exclusivamente religioso. O al menos eso apuntan los estudios de Pérez, que señalan inequívocamente hacia la existencia de toda una ruta de comercio y actividad económica que eclosionó de forma paralela a la aparición de la célebre ruta. Además, hasta se vieron afectados los flujos migratorios: «Creemos que muchos peregrinos venían de otros países y, una vez aquí, decidían instalarse de forma permanente y abrir un negocio en España». Desde tiempos remotos, el Camino ha sido uno de los centros neurálgicos de Europa.
«Hemos encontrado en Suecia romeros enterrados con la concha»
Es amplia la cuota de interés internacional que ha despertado la investigación de Patxi Pérez. De hecho, cuenta que le entristece «interesar mucho más en el extranjero que aquí». Varias universidades y organizaciones de todo el mundo están aportando financiación y materiales para que el proyecto siga adelante.
No es el primer contacto del doctor compostelano con el mecenazgo foráneo. Cursó un máster en la Universidad de Bradford. Y, como miembro del Max Planck Institute for the Science of Human History, ha llevado a cabo expediciones arqueológicas en México en busca de los restos de los que, según se cree, podrían ser los primeros esclavos africanos que llegaron a Norteamérica.
El Camino de Santiago también se perfila como un fenómeno histórico y socioeconómico internacional. Una amalgama de culturas encontraba, ya en tiempos medievales, un mosaico de tolerancia en la ciudad del apóstol.
No se recibe, pues, con demasiada sorpresa el dato de que Pérez y su equipo hayan encontrado yacimientos de peregrinos hasta en los lugares más insospechados. «Hemos hallado, incluso, en Suecia dos romeros que fueron enterrados en su mismo país de origen con la concha». El proyecto abre una oportunidad única para bucear en la emersión y los orígenes de la ruta.
Pero el vello impersonal de la burocracia es difícil de erizar. El arqueólogo narra apenado que en algunas zonas de España conseguir la colaboración de las autoridades locales fue tarea casi imposible: «En muchos casos daban largas o ni siquiera contestaban, fue horrible». Como el más devoto de los peregrinos, Pérez ha dedicado buenos años de su vida y esfuerzo al Camino. Pero no puede seguir andando solo.