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La voluntad da alas contra la ELA en el Camino de Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

COSAS DEL CAMINO

Seis afectados por esta enfermedad completan la ruta desde O Cebreiro para reivindicar una ruta más accesible y mayor visibilidad a la diversidad funcional

07 sep 2023 . Actualizado a las 21:40 h.

No hay palabras para explicar la electrizante emoción que recorrió cada rincón del Obradoiro de Santiago cuando Dabiz Riaño, Ita Gutiérrez, Susi Seoane, Rosa Garea, Carlos de Pablo y Daniel Archilla hicieron su triunfal entrada en la plaza más bella del mundo tras recorrer los 160 kilómetros que separan O Cebreiro de Santiago. La gesta es el triunfo de su inquebrantable voluntad. De sus ganas de superar las dificultades que la ELA ha puesto en sus vidas y de contribuir a la noble lucha de lograr un Camino más accesible para las personas con problemas de movilidad y de dar visibilidad a los que, como ellos, tienen diversidad funcional por culpa de la enfermedad.

Ayudados por su «ejército de personas bonitas», como las definió Dabiz Muñoz, salvaron los escalones del arco del palacio de Xelmírez con sus sillas de ruedas —rechazaron usar la rampa de la calle paralela— y llegaron a la Catedral aupados por el aplauso colectivo y espontáneo de todos los que en ese momento estaban en el Obradoiro, los gritos de «campeones», los besos y abrazos y un mar de lágrimas embravecidas que fueron imposibles de contener. «Queremos que el Camino sea más accesible y lo primero que deberían hacer es volver a poner la rampa que hace décadas estaba en el Arco de Palacio y que después se cambió por esas escaleras», añade este miembro de la asociación CompostELA nacido en Miranda de Ebro que pide respeto por las personas que, como él, tienen una diversidad «que nos hace más resilientes», añade.

Para la viguesa Susi Seoane la jornada fue tan especial como reflejaron sus gestos de emoción y sus lágrimas. Ella estudió en Santiago y sintió que volvía «a la que fue mi casa». El viaje ha sido para ella «un chute de energía» por el cariño cosechado en el camino, que ha completado por primera vez. Era el quinto de su compañera Ita Gutiérrez, de Tenerife. «Tres a pie y dos en sillas de ruedas», aclara. Y pide, como todos, que se haga todo lo posible para que la ruta sea más accesible.

Para Rosa Garea, de Palas de Reis, fue su segundo Camino, ayudada por su maravillosa familia. Sergio pone las palabras que la ELA ya no le deja pronunciar, aunque su cara, sus ojos profundos y el teclado del móvil le permiten comunicarse a las mil maravillas. «Foi revivir outra vez as ganas de voar», escribe. Y precisamente una canción que conjuga ese verbo, Y volaré, de Los Rebujitos, es la que les ha acompañado en este viaje.

De los seis, el madrileño Carlos de Pablo fue el único que no hizo la ruta desde O Cebreiro. Él se sumó a la última etapa. Fue también su primer Camino y el segundo para Daniel Archilla, de Villalbilla, junto a Alcalá de Henares. La experiencia les ha gustado tanto que todos quieren repetir. Si vuelven, tendrán de nuevo el apoyo físico, logístico y anímico de la Guardia Civil. «Ellos nos enseñan más a nosotros de lo que les ayudamos nosotros a ellos», afirma un agente. Ni él, ni nadie puede reprimir la emoción que infunden estos héroes.