Castro Caldelas presume de miradores desde los que disfrutar del impresionante paisaje
21 nov 2022 . Actualizado a las 10:22 h.Está dentro de la red de pueblos más bonitos de España y presume de ser el corazón de la Ribeira Sacra. Tiene además un castillo medieval en buen estado de conservación. Todo eso y más ofrece Castro Caldelas, uno de los enclaves turísticos con mayor demanda de la provincia de Ourense.
De los condes de Lemos a la Casa de Alba
El castillo, que preside el casco urbano, fue mandado construir por Pedro Fernández de Castro en 1336. Era una fortaleza medieval de carácter militar que se quemó durante las Revoltas Irmandiñas. Después fue objeto de varias reconstrucciones antes de pasar a manos de la Casa de Alba, que en 1992 lo cedió al ayuntamiento por un período de 50 años. Las torres del reloj y del homenaje presentan un buen estado de conservación, al igual que el patio de armas. El castillo ha sido reconvertido en gran centro cultural. Alberga un museo etnográfico, la biblioteca y una sala multiusos en las que se realizan presentaciones literarias o conciertos. Además, el patio de armas es escenario a finales de agosto de Ponte Louco, sin duda uno de los festivales con la ubicación más mágica de todos los que hay en Galicia.
Casco histórico
No solo merece visita el castillo. Ya la subida a la propia fortaleza permite disfrutar de un recorrido por un casco antiguo dibujado por calles empedradas flanqueadas por casas con galerías y escudos. En una de ellas vivió durante su infancia el escritor Vicente Risco, miembro de las Irmandades da Fala y fundador de la revista Nós. La casa sigue en pie, ahora reconvertida en posada.
Iglesias y monasterios
Bajando del castillo de frente se encuentra el santuario dos Remedios, construido en el siglo XIX sobre una edificación anterior del XVI. La fachada es de estilo neoclásico y culmina con dos torres gemelas. Una gran cúpula elíptica organiza todo el conjunto interior.
No es el único edificio religioso de interés. En el barrio de Cimadevila está la iglesia de Santa Isabel, datada en el siglo XVI aunque reconstruida recientemente. Sus formas y su ornamentación siguen las pautas estéticas del Renacimiento. Habitualmente está cerrada, pero su exterior bien merece visita. Y el campanario es también un espectacular mirador.
Saliendo del casco urbano, en Abeleda, está el monasterio de San Paio, un interesante conjunto arquitectónico a pesar de su estado ruinoso. Algunas teorías sitúan su fundación en el siglo X, aunque otras lo retrasan hasta el XII. La Desamortización de Mendizábal supuso el abandono del monasterio, aunque la iglesia siguió siendo parroquial. En el año 1872 lo compró la Casa de Alba.
El templo, de finales del siglo XII, tiene una planta de cruz latina, con la cabecera rectangular. Conserva la portada de acceso y perdió la cubierta. En el interior todavía se pueden ver los capiteles de las columnas, ornamentados con decoración vegetal y zoomorfa. Dos de ellos son popularmente conocidos entre los vecinos como el hambre y la sed. También se puede acceder a lo que fue la sacristía.
En el entorno del monasterio se conservan el edificio que ocupó la cárcel y las antiguas bodegas.
Arte contra el feísmo
Hace tiempo que Castro Caldelas empezó su lucha contra el feísmo recurriendo a los murales para convertir en grandes obras de arte las medianeras de los edificios. Uno de los primeros fue el dedicado a O Irrio Peliqueiro, el personaje enmascarado que sale en las fiestas y que tiene derecho a consumir gratis en los bares y a pegar si alguien le insulta. Con el paso del tiempo se pintaron algunos otros, más modestos en tamaño. Y el mes pasado se sumaron cinco grandes obras, creadas dentro del primer festival de muralismo de la Ribeira Sacra. Entre los trabajos destaca una estampa de la Festa dos Fachós —la celebración en honor al fuego que se celebra cada 19 de enero— y otra de la danza das cocas de Abeleda —traída de México por un emigrante de la aldea en la que los bailarines llevan arcos de papeles de colores y que se puede disfrutar en agosto—. No falta tampoco un homenaje a la mujer rural, que en Castro Caldelas saluda a lomos de una vaca a todo el que llega por la OU-536 procedente de Ourense.
Vistas a los cañones del Sil
Para quienes quieran disfrutar de la naturaleza en estado puro, Castro Caldelas cuenta con varias rutas de senderismo homologadas, con recorridos por bosques de castaños o viñedos. Uno de los más espectaculares es la exigente ruta PR-G 237, que lleva hasta el mirador de Matacás, un lugar para disfrutar a vista de pájaro de los cañones del río Sil. Para quien quiera verlos desde el agua, debe seguir la carretera hacia Monforte para parar en Abeleda y subirse al catamarán (en primavera y verano).