Además de las rutas fluviales más conocidas, la comarca ofrece otras aún por descubrir
11 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Seguir durante 21 kilómetros el curso del Vilacoba en Lousame, buscar el Pozo Bastón que esconde el Té rianxeiro, adentrarse en la naturaleza del Arlés ribeirense, bordear las dos márgenes del Tines de Outes, contar los molinos del Rego das Cunchas noiés... Casi puede decirse que cada río de Barbanza sirve un paseo único repleto de tesoros naturales, por lo que a esa lista de cauces de sobra conocidos se pueden añadir otros muchos que todavía están por descubrir para la mayoría.
San Amedio
Uno de ellos es el San Amedio ribeirense que, situado en la falda de A Curota ofrece un conjunto único de cascadas y saltos de agua. La mejor forma de llegar es bordeando el cámping Ría de Arosa 2. En su recorrido hay varias pozas que invitan al baño y una fervenza imponente, cerca del núcleo de Os Muíños, que gana belleza en la temporada de lluvia.
Rego de Denosiña
Aunque su mayor atractivo es el área de Santa Locaia, donde forma una vistosa cascada, el Rego de Denosiña mazaricano transcurre por la Devesa de Chacín, una paraje de gran belleza. Es una ruta desconocida para el gran público -en algunos puntos resulta duro seguir el río-, pero la experiencia compensa sobradamente.
El Lérez
En A Pobra hay ríos más allá del Pedras y sus famosas piscinas. El Lérez es un buen ejemplo. Guarda tesoros como el puente de As Taras y, a su lado, un molino en ruinas. El colofón es la zona de O Inferniño, un batán al que se llega por un camino empedrado.
Ornanda
En la tranquila playa sonense de Ornanda, más conocida como As Gaviotas, desemboca un río que invita a caminar. Siguiendo su senda es posible ver dos antiguos puentes y varios molinos en ruinas. Incluso hay quien tiene la suerte de cruzarse con alguna que otra garza.
Bendimón
En su recorrido, el Bendimón, uno de los cuatro ríos que atraviesan el territorio de Outes, cuenta con varios puntos de interés, como la Pontella de Roo, un lavadero y antiguos molinos. Desemboca al lado del arenal de Broña y conecta con el paseo costero que discurre desde allí hasta O Freixo.
Coroño
En los últimos años, la desembocadura del río Coroño (Boiro) ha sido embellecida con un coqueto paseo fluvial de sendas de madera y la eliminación de una antigua depuradora en desuso. No obstante, este río cuenta con una atractiva e interesante senda no señalizada que parte de la altura de Pontegoiáns, detrás del mesón Os Muíños, en una ordenada arboleda de castaño. El camino discurre paralelo al río y en su trayecto se pueden ver aún las canalizaciones de piedra que desviaban el agua a los molinos. Caminando hacia la sierra, es posible disfrutar de la vegetación fluvial y de las aguas cristalinas. A unos dos kilómetros del punto de partida se encuentran los pasales de Brazos. Con un poco de equilibrio y cuidado de no resbalar, es un ejercicio recomendable cruzar el río a través de este antiguo pasadizo. La ruta lleva al caminante hasta el interior de la sierra de Barbanza, en cuyos Chans descansan milenarios monumentos megalíticos.
O Codorneiro
Pequeñas cascadas, algún molino, una flora con tonos verdes impresionantes y, sobre todo, mucha agua son los principales atractivos de la senda que discurre paralela al río O Codorneiro, en Lousame. Se puede acceder a este hermoso cauce desde la aldea de Tállara.
Río Maior
Es uno de los ríos más importantes de Muros, con una longitud de 5,4 kilómetros. Discurre muy cerca del monte Tremuzo y cuenta con numerosos puntos de gran belleza e interés, entre los que destaca el antiguo Muíño da Pontella, muy próximo a un pequeño sendero de monte.
El Río Maior desemboca en Esteiro, donde amplía el ancho de su lecho considerablemente. En la zona existe un paseo fluvial.