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El hospitalero de Trabada vuelve a abrir: «Peregrinar me ha abierto los ojos»

José Francisco Alonso Quelle
JOSÉ ALONSO TRABADA / LA VOZ

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Tras caminar durante un mes hasta Santiago vuelve a dar un nuevo giro a su vida

09 jul 2021 . Actualizado a las 21:59 h.

El Camino y sus circunstancias personales han propiciado un nuevo giro en la vida de José Manuel Garrido, el hospitalero de Trabada, que hace unos meses decidió cerrar su albergue y ponerlo a la venta. El covid, meses sin ver pasar a ni un peregrino, fue la puntilla que le llevó a dejarlo todo, a poner un punto y final a una aventura que había iniciado siete años atrás tras peregrinar a Santiago, cuando decidió cambiar de vida y dejar Madrid para trasladarse a Trabada, a un lugar con cuatro vecinos, A Trapa, donde compró una casa y abrió un albergue a donativo: Casa Xica. Por supuesto que no le daba para vivir y tenía que ganarse la vida con otros trabajos, pero lo mantuvo hasta que el covid le pasó factura. Decidió dejarlo. Y peregrinar de nuevo. Tras estar casi un mes caminando y reflexionando, hace unos días regresó a su casa en Trabada y, con las pilas cargadas, ha decidido darle una nueva oportunidad al negocio. Será hasta octubre, porque el albergue sigue en venta.

«Lo hago en parte por el albergue de Vegadeo, porque está sufriendo mi cierre», explica. Es así porque los peregrinos al llegar a Castropol se le presentan dos posibilidades, entrar en Galicia por Ribadeo o hacerlo por Abres (Vegadeo), para lo que pueden hacer noche en el albergue de Vegadeo. El problema para ellos radica en que si no tienen albergue en Trabada al estar cerrada Casa Xica, deben prolongar la etapa hasta Mondoñedo. De Vegadeo a Trabada son unos veinte kilómetros, pero hasta Mondoñedo hay que sumar otros 19 kilómetros más, o hacer noche en Santo Tomé, a unos 12 kilómetros de Trabada, en un hostal.

Desde que llegó a A Trapa, hace unos días, José Manuel Garrido se ha encontrado con la sorpresa de que el paso de peregrinos se ha reactivado. «Van seis en tres días, cuando llevábamos meses sin caminantes», comentaba. «Para mí, hacer el Camino, estar un mes peregrinando, me ha sentado genial. Estoy con la misma ilusión del primer año, disfruntando de cada día, viviendo la vida minuto a minuto. Cuando me fui estaba muy deprimido, porque había pasado un bache muy gordo. Pero haciendo el Camino se me han abierto los ojos y la verdad es que estoy muy animado. Es algo milagroso, que merece la pena vivir», comenta en un alto mientras prepara la cena para servir a los peregrinos que esa noche se iban a alojar en Casa Xica.

Su propósito ahora es abrir hasta octubre: «Me lo voy a tomar con mucha calma, pero estoy convencido de que va a funcionar. En noviembre cerraré y a ver si se vende». Porque el albergue sigue a la venta: «Tengo varias visitas concertadas para octubre y veremos lo que hago. El precio lo mantengo en 188.000 euros, que es prácticamente lo que he gastado. Y si no lo vendo, pues no tendré problema en seguir aquí, con este o con otro proyecto, porque el Camino seguirá ahí. Y si lo vendo, podré empezar de nuevo con otro proyecto».

No oculta que en su cambio de parecer también ha influido que finalmente perdió una oferta de trabajo que tenía para este verano, en un establecimiento hostelero de Trabada que finalmente no abrirá: «Como no voy a estar aquí mirando para las paredes y, de paso, puedo apoyar al albergue de Vegadeo, pues me decidí a volver a abrir de nuevo. También creo que es bueno en general para Trabada».

La fórmuwla del albergue sigue siendo la misma, pues no está incluido en la red del Xacobeo. José Manuel prefiere no hablar de albergue a donativo, sino de acogida tradicional de peregrinos. Y, tras su viaje a Santiago de Compostela, se muestra muy optimista de cara al verano: «No creo que llegue a los niveles de 2019, cuanto tuve casi 900 peregrinos, pero sí pienso que va a ser un verano bueno».