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En estas playas de Galicia no querrás salir del agua

VEN A GALICIA

XOAN CARLOS GIL

Toca ponerse a remojo. Aquí las olas no te molestarán. Aguas tranquilas, cristalinas y limpias. Es la ecuación perfecta para disfrutar del mar y darse unos buenos largos. ¿A qué estás esperando? Zambúllete

24 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Aguas tranquilas, cristalinas y limpias. Es la combinación perfecta para darse el chapuzón que te mereces. Sin que las olas vengan a enturbiar ese momento sagrado por el que llevas esperando todo el año. Sí, por fin ha llegado. Toca disfrutar de las vacaciones y de la playa. Aunque el tiempo no acompañe en estos días, piensa que el sol acabará saliendo más pronto que tarde y cuando llegue ese momento, te faltará tiempo para tostarte en la arena y recurrir al tan merecido baño refrescante. Nada mejor que hacerlo donde el mar esté como un plato. Las olas, para los surfistas. Toca relajarse. Darse un chapuzón tranquilo, sin contratiempos. No hay prisa. El reloj se ha quedado en la oficina. Vete preparando la mochila, para salir en cuanto Lorenzo asome entre las nubes. Mientras, te presentamos algunas de las playas gallegas en las que te sentirás como pez en el agua. Solo saldrás del mar cuando tu piel esté tan arrugada como una uva pasa. ¿A qué esperas para darte los mejores baños del verano?

Uno de esos lugares es la playa de Castiñeiras, en Hío (Cangas). Situada en la bella ría de Aldán, tendrás que preguntar para acceder a este arenal que es un auténtico paraíso. Es, sin duda, una de las playas más bellas de la zona. Y a los encantos que tiene cuando estás en la arena, se le suman sus aguas hiperclaras: «Es muy difícil ver esta playa con el agua turbia o revuelta», asegura Xavi, vecino de Cangas, que no duda en catalogar este arenal de cinco estrellas y en el que el color turquesa de sus aguas es el protagonista en los días soleados.

Castiñeiras. Hío (Cangas). Arropada por una gran arboleda, Castiñeiras tiene la arena finísima y blanca y el mar es un remanso de bienestar. Sus aguas son cristalinas, tranquilas y muy limpias. Resulta difícil encontrar el agua turbia. Y la temperatura es ideal, si se compara con otras de la zona. Es, sin duda, el lugar perfecto para darte uno de los mejores chapuzones del verano. Pero recuerda, solo por la mañana. Por la tarde da la sombra.
Castiñeiras. Hío (Cangas). Arropada por una gran arboleda, Castiñeiras tiene la arena finísima y blanca y el mar es un remanso de bienestar. Sus aguas son cristalinas, tranquilas y muy limpias. Resulta difícil encontrar el agua turbia. Y la temperatura es ideal, si se compara con otras de la zona. Es, sin duda, el lugar perfecto para darte uno de los mejores chapuzones del verano. Pero recuerda, solo por la mañana. Por la tarde da la sombra. XOAN CARLOS GIL

Arropada por una gran arboleda, Castiñeiras representa el más puro estilo galiforniano. Tendrás que recorrer un pequeño camino andando hasta llegar allí, pero el esfuerzo merece la pena solo por disfrutar de esta cala con encanto. También es una playa de mañana, porque por su orientación a partir de las cuatro de la tarde comienza a dar la sombra, por eso no es de las más concurridas de la zona. Eso sí, numerosos barcos atracan cerca de sus aguas fascinados por su belleza.

Meterse en el mar en Castiñeiras es un placer. El agua no está tan fría como en otras playas porque está muy recogida de corrientes y vientos. Además, las olas pasan a un tercer o cuarto plano: «Parece que te estás bañando en una piscina natural. Incluso si te alejas un poco de la orilla puedes ver bastantes pececillos», comenta Reyes Moreno. Esta sevillana, asentada en Cádiz desde hace varios años, disfruta todos los veranos con su familia de la ría de Aldán y es una enamorada de la zona. Se podría decir que tiene alma de gallega: «Es una playa muy bonita. No es demasiado grande, pero merece la pena darse un baño en ella. Además tiene la arena superfinita y blanca y no es muy concurrida si la comparas con otras de la zona». De ahí que sea muy popular entre las familias con niños pequeños, porque la tranquilidad de saber que tus hijos se están bañando en un auténtico paraíso natural no tiene precio.

Además, el hecho de que dé sombra por la tarde también tiene su atractivo, porque te permite recoger las cosas y disfrutar del sol en la vecina playa de San Xián. Si está la marea baja podrás acceder desde el arenal. Los hay que hacen la mudanza a nado, pero si eres de los que te gusta ir a la playa con sombrilla, nevera, sillas y toalla, como la mayoría, resulta muy poco recomendable. En cualquier caso, siempre podrás recurrir a los senderos habituales, si no tienes ganas de arriesgarte a sufrir contratiempos. Tanto en San Xián como en la vecina Pipín, podrás refrescarte igualmente con los mejores chapuzones del verano. No tendrás excusa para no meterte en el agua y chapotear hasta aburrirte.

En familia, en Oleiros 

Playa de Mera. Oleiros. Jessica Estraviz tiene 32 años y recuerda las fotos de pequeña en este arenal de aguas tranquilas en la ría coruñesa. Ahora disfruta de la calma de su mar con su marido Juan y sus tres pequeños Mario, Miranda y Marieta. «El mayor es súper bueno, me ayuda a cuidar a las pequeñas». Esta playa es la favorita de las familias: todos se conocen y no hay olas.
Playa de Mera. Oleiros. Jessica Estraviz tiene 32 años y recuerda las fotos de pequeña en este arenal de aguas tranquilas en la ría coruñesa. Ahora disfruta de la calma de su mar con su marido Juan y sus tres pequeños Mario, Miranda y Marieta. «El mayor es súper bueno, me ayuda a cuidar a las pequeñas». Esta playa es la favorita de las familias: todos se conocen y no hay olas. MARCOS MÍGUEZ

Para playa de aguas tranquilas la de Mera, en el concello de Oleiros. Es posiblemente uno de los arenales más conocidos de la comarca de A Coruña. Recogida dentro de la ría y situada en pleno núcleo urbano, es una de las favoritas de las familias cuando asoman los primeros rayos de sol. Aquí uno tiene la sensación de que el tiempo se vive de otra forma: en la playa muchos se conocen. Son viejos o nuevos veraneantes que año tras año ocupan la misma zona en el arenal. Los niños juegan tranquilos en la orilla: es raro que se levante una ola. Con el mar casi como un plato y el agua totalmente cristalina, hay quien puede confundir la tranquilidad de esta playa con las aguas cálidas del Mediterráneo. Pero que el color no te confunda: como en el resto de Galicia, el agua está fría. «Tengo fotos casi de recién nacida en la playa de Mera. De esas que hacías con la cámara analógica y no sabías qué iba a salir en el carrete. Venía siempre con mis padres». Para Jessica Estraviz, este arenal de aguas tranquilas significa buenos momentos. Acompañada de sus pequeños, Mario, Miranda y Marieta, y de su marido Juan, en este trocito de arena se sienten como en casa. «Toda la familia de mi marido tiene casa en la zona, así que también llevan toda la vida viniendo a esta playa». A Mera se viene a descansar: «Aunque a veces esté nublado, la gente que viene a pasar el verano baja aunque sea con sudadera».

«Tengo 32 años y llevo viniendo todos los años. Desde que hicieron el paseo marítimo que conecta con la playa de Espiñeiro todo está más accesible y es agradable venir a dar un paseo por la orilla del mar. Además, está el chiringuito en Espiñeiro, que ayuda a hacer un plan más familiar». Es difícil ver una ola en Mera, solo, explica Jessica, cuando cambia el viento «y viene el del sur». «Suele coincidir cuando en la playa de Bastiagueiro, que es conocida por ser la playa de surf, está más tranquila. Entonces sí se pueden ver olas en Mera, pero no son muy grandes. También suele ser cuando el tiempo está más desagradable, como de tormenta». Aunque, según cuenta Jessica, el tiempo suele ser bueno en Mera: «La parte alta del faro frena un poco la entrada de la niebla».

Aquí fue donde Jessica aprendió a nadar. También donde se dan chapuzones los niños. Lo bueno de esta playa tranquila es que todos se conocen: «Es como una familia. Los niños tienen sus pandillas del cole y las de la playa de Mera». «Es tranquila porque puedes bañarte sin miedo, no hay escalones», dice también. Además, los pequeños son felices en este arenal: «Van con otros niños hasta las rocas a ver si hay minchas o cangrejos. Siempre están con alguien conocido». Esa paz se respira hasta última hora de la tarde, y los veranos (si el tiempo lo permite) se alargan hasta la puesta de sol.

En esta playa de aguas tranquilas hay sobre todo familias, «mucha gente que lleva viniendo todos los años, primero los abuelos y ahora también vienen los nietos». Aunque Jessica cuenta que los viernes y los fines de semana también hay ahora más gente joven. Otra de las ventajas de que Mera sea casi como una piscina natural es que es el escenario perfecto para salir con las tablas de pádel surf. O para aprender a practicarlo por primera vez. «Hay un grupito que se junta, hacen quedadas para salir a explorar. Están de foto».

Insuela, en Palmeira 

Playa de Insuela. Ribeira. Esta pequeña cala, abrigada por rocas, y situada al lado de la playa de Río Azor, en Palmeira, es un remanso de paz. Encontrar aguas más limpias y cristalinas es casi imposible. Apenas hay gente en este paraíso natural en el que podrás chapotear sin miedo a salpicar al vecino. Y tomar el sol acomodándote entre las rocas o la arena.
Playa de Insuela. Ribeira. Esta pequeña cala, abrigada por rocas, y situada al lado de la playa de Río Azor, en Palmeira, es un remanso de paz. Encontrar aguas más limpias y cristalinas es casi imposible. Apenas hay gente en este paraíso natural en el que podrás chapotear sin miedo a salpicar al vecino. Y tomar el sol acomodándote entre las rocas o la arena. CARMELA QUEIJEIRO

Es un secreto a voces que las playas de Barbanza son un valor cada vez más en auge y donde aún puedes descubrir tesoros escondidos. Uno de ellos es la pequeña cala de Insuela, situada muy cerca de la playa de Río Azor en Palmeira (Ribeira), y que no hay que confundir con la más famosa de A Coruña (Riazor). Insuela está situada en la cara norte de la ría de Arousa, franqueada por numerosas rocas que te darán mucho juego si lo que te gusta es acomodarte entre ellas. Tampoco hay olas por su estratégica ubicación. Y el agua más limpia y cristalina es imposible encontrarla.

Emma Paz y sus amigas buscaban una cala tranquila donde poder darse un baño a gusto y que no estuviera demasiado masificada. Y esta cala superó con creces sus expectativas: «Nunca habíamos venido. Es la primera vez y la verdad es que está recogida. Hay mucha tranquilidad y no hace nada de viento y tampoco casi nada de oleaje». Si tuvieran que ponerle alguna pega, dirían que para llegar tienes que dejar el coche en la zona de Río Azor y acudir andando hasta allí, pero ni siquiera eso resulta un gran inconveniente.

Así, Emma, Bea y Nuria, las tres improvisadas protagonistas de esta foto han disfrutado de una jornada de lo más veraniega en este mes de julio que está un poco despistado. El chapuzón ni que decir tiene que ha sido un lujazo: «El agua estaba buenísima», comenta una de las únicas usuarias del arenal esa tarde. Porque con playas como estas no necesitas más para sentirse como pez en el agua.

Pero este arenal no es el único de la zona en el que darse un chapuzón es un auténtico placer. La playa de Carragueiros, en Boiro, es otra de las indispensables para los amantes de las aguas tranquilas. Su ubicación hace de este lugar una zona también muy recogida de los vientos y además al tener una pendiente muy suave permite meterte en el agua con facilidad. Además cuenta con un chiringuito muy versátil en el que tomarte un respiro y un entorno privilegiado, con una zona de césped para los que no les gusta tomar el sol en la arena. «Es una playa del estilo de la de Cabío, en A Pobra», asegura una bañista que reconoce que acude con asiduidad a Carragueiros.

También Barraña, en Boiro, permite relajarse en el agua. Allí podrás chapotear, nadar, zambullirte y bucear hasta aburrirte. Aunque en esta ocasión cuando baja la marea tendrás que realizar un largo paseo hasta lograr que el agua te cubra. Pero no importa, es un auténtico placer sentir el frescor del Atlántico en este arenal marisqueiro. Porque eso también. Mientras caminas verás como las almejas se asoman entre la arena, todo un espectáculo para los pequeños de la casa. Eso sí, no sucumbas a la tentación de cogerlas. Respeta los ciclos biológicos de estos bivalvos y el trabajo y la profesionalidad de los mariscadores. Además, podrás buscar sombra en el pinar de detrás del arenal, que cuenta también con un agradable paseo marítimo con carril bici. No tienes excusa para disfrutar de una jornada playera de lo más tranquila y sin sobresaltos ni oleaje.

Area de Secada 

Area de Secada. Illa de Arousa. Orientada hacia el oeste, este arenal aprovecha hasta el último rayo de sol, propiciando además el disfrute de espectaculares atardeceres. De arena fina y blanca, sus aguas se tiñen de ese paradisíaco verde, si bien su temperatura, en ocasiones, tiene poco de caribeña.
Area de Secada. Illa de Arousa. Orientada hacia el oeste, este arenal aprovecha hasta el último rayo de sol, propiciando además el disfrute de espectaculares atardeceres. De arena fina y blanca, sus aguas se tiñen de ese paradisíaco verde, si bien su temperatura, en ocasiones, tiene poco de caribeña. ADRIÁN BAÚLDE

Hay que cruzar la isla entera para llegar hasta Area de Secada. Y es que la playa se encuentra en el extremo opuesto al lugar por el que se entra cruzando el puente. Esta «lejana» ubicación resguardó durante mucho tiempo a este arenal del bullicio y de la masiva afluencia que concurrían en las más accesibles playas de O Bao o del Carreirón. En los últimos años, la popularidad y la capacidad de atracción de todo el municipio isleño ha multiplicado sensiblemente el número de bañistas que hasta ella llega, pero aun así, no sigue suponiendo ningún problema encontrar un hueco en la arena de tan privilegiado entorno.

Y es que son varios los atractivos que concurren en este arenal. El primero, sus propias condiciones: una playa de más de 400 metros de largo en forma de concha y orientada completamente al oeste, lo que permite disfrutar hasta el último rayo de sol de cada jornada. Añádanle el hecho de estar situada frente al canal norte de la ría, cuyas corrientes propician una renovación constante del agua y que esta luzca limpia y cristalina. Otro factor a su favor es la arena, quizá la más fina y blanca de todo el litoral de A Illa. Lo cual favorece que vista desde lejos, en los días soleados y despejados, sus aguas adquieran ese paradisíaco tono verde azulado.

Pero no acaban ahí sus encantos. La playa de Area de Secada se encuentra protegida a sus espaldas por un amplio pinar de litoral que llega prácticamente hasta la arena y que, además de protegerla de los vientos, permite a sus usuarios disponer de amplias y cómodas zonas de sombra sobre la hierba.

De la calidad de las instalaciones y servicios del arenal isleño da fe el hecho de que en Area de Secada luzca desde hace años la bandera azul. La playa cuenta con socorristas, botiquín, aseos, duchas, balizamiento y accesos para personas con discapacidad.

La ubicación de esta playa posibilita otro factor que es muy tenido en cuenta por quienes a ella concurren. Y es la inexistencia de algún tipo de edificación en las cercanías. Junto a Area de Secada no hay viviendas ni urbanizaciones. Tampoco pasa cerca ninguna carretera, por lo que los únicos sonidos que llegan hasta ella son los del mar, los de la naturaleza y los de la propia algarabía playera. Amplificada a determinadas horas por la presencia de tres chiringuitos en su entorno.

En su extremo norte está el chiringo Nautilus, respetuosamente integrado en el pinar y vertiginosamente enclavado en un pequeño promontorio que se levanta sobre la playa. En su zona central, resguardado en todo momento por la sombra de los pinos, está el merendero Illa de Arousa. Y en el extremo sur, sobre la propia arena, el chiringuito Patapalo. Todos ellos, además de saciar las ansias cerveceras propias de una jornada de calor, cuentan con una amplia oferta gastronómica. Y en algunos casos, también, con música en directo o sesiones de disyoqueis.

Llegada la hora del baño, Area de Secada cuenta con un importante elemento a su favor: se trata de una playa segura. El hecho de estar enclavada casi en el centro de la ría de Arousa hace que apenas haya oleaje y su configuración de concha favorece que apenas le influyan las corrientes ni la resaca. Lo cual la convierte en una playa muy apreciada por el público familiar. Es además una playa que permite el plácido baño incluso con marea baja, sin la necesidad de tener que adentrarse mucho en el mar.

Con trampolín

Y los más osados tienen la opción de darse el chapuzón desde el con da Escorregadoira, una descomunal mole de granito que se yergue sobre el océano, culminada en su cima por uno de esos mejores bancos del mundo.

Eso sí, hay un elemento que, como en toda la costa gallega, no siempre está a favor del bañista: la temperatura del agua. Pero también en este aspecto, el hecho de que Area de Secada sea una playa tan recogida y que no se encuentre en mar abierto, posibilita que el agua tenga siempre unos grados más que las de municipios cercanos.

Y para los más frioleros, siempre queda el recurso del paseo. Una pasarela de madera circunda toda la playa y enlaza con la senda peatonal que bordea el perímetro de A Illa y que en apenas unos minutos te sitúa, por ejemplo, en el faro de punta Cabalo, otro de esos lugares de visita inexcusable del territorio isleño.

La magia de Caolín

Caolín. O Vicedo. La poca afluencia de gente ha contribuido a conservar en estado casi salvaje este arenal. Con arena blanca y fina como la harina, y aguas limpias y transparentes, darse un chapuzón invita a dejarse llevar. Sobre todo durante el amanecer y el atardecer, cuando los rayos de sol acarician el agua. Un espectáculo casi mágico.
Caolín. O Vicedo. La poca afluencia de gente ha contribuido a conservar en estado casi salvaje este arenal. Con arena blanca y fina como la harina, y aguas limpias y transparentes, darse un chapuzón invita a dejarse llevar. Sobre todo durante el amanecer y el atardecer, cuando los rayos de sol acarician el agua. Un espectáculo casi mágico. XAIME RAMALLAL

¿A quién no le apetece pegarse un chapuzón en una playa que tiene la arena tan blanca y fina como la harina y unas aguas tan limpias como cristalinas? Permitirse un lujo de este calibre es posible en numerosos enclaves costeros de Galicia que están a tiro de piedra, y uno de los que llama la atención es la playa de Caolín, en el municipio mariñano de O Vicedo. Menos de 200 metros de largo tiene este arenal reconocido por lugareños, visitantes e incluso páginas web especializadas como uno de los «más salvajes y vírgenes» de la comunidad.

Pegados a Caolín se levantan todavía los restos de una antigua fábrica conservera, llamada El Cisne, en la que décadas atrás mujeres de la zona preparaban y enlataban convirtiendo en joyas culinarias el pescado fresco que, en muchos casos, capturaban sus padres, maridos o hijos en los caladeros del Cantábrico. Pero más allá del valor patrimonial y social de esas ruinas vecinas, pasar una tarde y bañarse en Caolín alberga algo mágico en sí mismo. En ella, tanto los amaneceres como los atardeceres son gloriosos, y la mezcla de colores que forman los primeros y los últimos rayos de sol cuando acarician el agua salada se convierten en un espectáculo para los sentidos. Es en esos momentos cuando el oído se relaja por completo, la vista se expande hasta la ría de O Barqueiro, los dedos juguetean con la arena, el gusto y el olfato se recrean con el salitre... El cuerpo entero se deja llevar. Es entonces cuando más apetece dejar atrás la toalla y adentrarse en unas aguas mansas, con muy poco oleaje y que, sin llegar a ser cálidas, sí tienen una temperatura más alta que otras de la zona.

Y llegados a ese punto, al bañista se le presentan dos opciones: o tirarse de golpe y sentir en milésimas de segundo la desconcertante, pero a la vez sanísima sacudida que supone para el organismo el fuerte cambio de temperatura; o ir poco a poco, sintiendo como el agua lo abraza. Primero los pies, luego las rodillas, más tarde la cintura, a continuación el vientre... Sea de una forma o sea de otra, lo más importante es disfrutar del instante, del aquí y el ahora.

A todas esas sensaciones tan placenteras se añade la tranquilidad que aporta el hecho de que la playa de Caolín no esté en absoluto masificada, sino que a diario solo acudan a ella personas solitarias, parejas o pequeños grupos de familiares o amigos ansiosos de desconectar durante un rato del mundanal ruido. El entorno natural, en el que predominan los pinos, pese a la cercana presencia de hectáreas y más hectáreas de eucaliptos, invita a la tranquilidad y anima a soñar, a evadirse mentalmente. Finalizamos con un secreto: llegar a ella no es en absoluto complicado. Solo hay que transitar en coche por la LU-862 hasta O Vicedo y bajar hasta el puerto, el punto donde enlaza el vial que lleva a Caolín. Una playa a la quien va una vez siempre sueña con volver.