El argentino Pablo García culmina en Santiago su plan de recorrer el mundo en bici, con 167.000 kilómetros y 106 países
29 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La vida era sencilla para Pablo García, un guía turístico argentino de 47 años originario de Buenos Aires, de ascendencia gallega y con un amor incondicional hacia su bicicleta. Residía en Brasil cuando despertó su inquietud por conocer el mundo.
Dos años después, tras muchos planes y gestiones buscando patrocinadores, se embarcó en una aventura que duraría ni más ni menos que 16 años. En el 2001 puso los pies en su primer destino, Sudáfrica, y con la emoción de un niño que comienza el verano, empezó a pedalear.
En Mozambique se puso manos a la obra. Solo en África consiguió 20 espónsores de todo tipo, tras el corralito de Argentina. «Mozambique es muy auténtico, es algo completamente diferente, los animales… Allí no están acotados a unas zonas. Podías ir caminando y encontrarte un león».
La historia de Pablo se escribe con su camino. Estuvo con más de 20 tribus, tardó 27 meses en llegar a Egipto y se enfrentó a verdaderos retos. «Crucé el desierto de Danakil, uno de los lugares más cálidos de la tierra… Y me perdí. No tenía agua ni comida y no sabía qué hacer. Yo no era muy religioso, pero en ese momento solo podía pedirle a Dios que me ayudara y mantener la fe. De pronto, aparecieron unos soldados estadounidenses, entrenaban allí antes de ir a la guerra, estaban muy sorprendidos de verme». Después entró en Europa. Estuvo algo más de dos años dando vueltas entre Rusia, España y todos los países en el camino: «Me enamoré de una siciliana y perdí la noción del tiempo». La dificultad para encontrar patrocinadores era mucho mayor, así que se reinventó: «Desde el principio lo grabé todo. Vendía fotografías y piezas de artesanía cuando no encontraba apoyo económico». Pedaleó Europa entera, pero dejando para otra ocasión la ruta más especial: el Camino de Santiago.
En Asia recorrió países como India, China, Japón o el Tíbet. Para entonces, su bicicleta contaba ya con muchas banderas que anunciaban su aventura. «En Arabia Saudí, la policía me escoltó durante varios kilómetros», dice riendo, mientras añade: «Me sorprendió mucho la hospitalidad musulmana. Los hoteles de cinco estrellas me trataron estupendamente, tras contarles mi historia me daban cuanto necesitara, era como el paraíso».
Tras visitar todo el mundo y vivir muchas peripecias, incluido un encontronazo con un oso, regresó a su Buenos Aires natal a desarrollar la serie sobre su vida, documentada con más de 300 horas sobre la multiculturalidad humana, cuyo título, Pedaleando el globo, es igual que el de sus redes sociales.
Hace ya tres años de la culminación de su vuelta al mundo, con 106 países recorridos, más de 200 fronteras y 167.510 kilómetros a sus espaldas. Sin embargo, aún le quedaba una ruta pendiente: «Esperaba al Xacobeo para hacer el Camino. Sabía que Galicia era especial y ahora que estoy aquí no me quedan dudas de que es un lugar místico».