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Los vecinos de Romarís, en Vedra, convierten su aldea en un reclamo navideño

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

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Decidieron inyectar un poco de ilusión en la pandemia e iluminar sus casas. Por segundo año, este lugar de menos de 50 habitantes, se ha engalanado con miles de leds para las fiestas

19 dic 2021 . Actualizado a las 10:39 h.

En Romarís no viven ni 50 personas, pero esta pequeña aldea de Vedra se ha convertido en un reclamo navideño. Los culpables de ello son sus propios vecinos. La pandemia los empujó el año pasado a inyectar un poco de ilusión, decorando con cientos de luces de colores el exterior de sus casas. Y, por segundo año, han secundado una iniciativa que atrae a gente de otras parroquias y concellos vecinos. «Aquí levámonos moi ben todos. Hai unha ducia de casas na aldea e a maioría ten luces de Nadal. Este ano foron incluso a máis, haberá o dobre que no 2020, e pola noitiña veñen os rapaces doutras aldeas polos camiños para axexar como quedou isto. Ata se achegou algunha patrulla de Policía a ver o espectáculo o inverno pasado», comenta en tono divertido David García, dueño de una conocida empresa de mudanzas.

El alumbrado va en su hogar desde el suelo hasta el techo, incluyendo el muro y un pino de ocho metros de altura. «Só esa árbore ten 300 luces», apunta. Su montaje incluye, en un balcón lateral, un gran Papá Noel de casi tres metros; además de un trineo tirado por dos renos sobre el porche de la fachada principal. Como él, muchos de sus vecinos han puesto su granito de arena para iluminar esta pequeña aldea del rural gallego. Mariluz, Ramón, Suso, Carmen, Esmeralda... Cada uno se ocupó de su casa y todas se encienden automáticamente a diario, a las siete de la tarde. Hasta tuvieron su propia ceremonia oficial de encendido, el primer domingo del mes, animada con fuegos artificiales y bombas de palenque.

Romarís no es una aldea de paso y por su estrecha carretera solo circulan sus vecinos y un número reducido de conductores que se dirigen a núcleos próximos, pero a pesar de ello no escatimaron leds para disfrute de aquellos que se acercan expresamente a ver sus luces. Los puntos lumínicos se cuentan por miles: trepan por columnas, por árboles, escaleras, cubren fachadas y hasta por cruceiros. «Aquí viven nenos e a eles failles especial ilusión. Agora os domingos chámannos os coñecidos para ver a aldea iluminada e de repente isto cobra vida», destaca David. Explica que comenzaron a mediados de noviembre el montaje y asegura que «entre os veciños non hai piques a ver quen ten máis ou menos bombillas... cada un pon o que pode». ¿Y no les preocupaba este año el gasto eléctrico? «Este tipo de luces gastan pouco e ao final de mes se cadra pagas 20 euros máis, pero creo que merece a pena», responde en nombre del resto de vecinos el jovial empresario de 40 años.