Los peregrinos de Europa del Este se dan de baja de los albergues de Lugo
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La invasión de Ucrania está provocando cancelaciones y ralentiza las reservas en el Camino de Santiago
20 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Los negocios del Camino de Santiago llevan dos años deseando trabajar en un Xacobeo en concidiones. Tras el primer año de pandemia con casi todo cerrado y un segundo con restricciones sanitarias, la temporada del 2022 llega con una crisis internacional y un encarecimiento de la vida. La invasión de Ucrania se dejó notar desde los primeros días entre los albergues, que están recibiendo cancelaciones de los peregrinos de Europa del Este.
El presidente de la Asociación Gallega de Albergues Privados (Agalber), el lucense Miguel Ángel Rodríguez, reitera que las expectativas para este año son buenas, pero ya no son las mismas que hace unas semanas. «Había moitas reservas ata o mes pasado, pero comezaron a ralentizarse», explica Rodríguez, que es el responsable de un albergue en Fonfría, en Pedrafita do Cebreiro. Las dos últimas temporadas fueron los años de los peregrinos nacionales por excelencia. El cierre de fronteras y las restricciones sanitaras impidieron hacer la ruta hasta Santiago a los extranjeros. Este 2022, los albergueros esperaban que se equilibrara de nuevo la balanza entre los turistas de España y los foráneos. Las reservas, de hecho, apuntaban a ellos.
Sin embargo, desde el 24 de febrero la situación cambió y los responsables de los hospedajes comenzaron a recibir cancelaciones. «Principalmente cancelaron peregrinos loxicamente de Ucrania, pero tamén de Polonia, República Checa, Lituania e máis países do leste e incluso alemáns», explica Miguel Ángel Rodríguez. Entre estos países, lo que más notarían sería la falta de peregrinos provenientes de Alemania. En el 2019, antes de la pandemia, supusieron más del 7 % de los llegados a Santiago, sumando 26.000. Es el tercer país con más impacto. En menor medida, pero también ocupando los puestos más altos, destaca el tránsito de caminantes de Polonia, que en el 2019 fueron más de 4.000, y lo siguen los Checos, con 2.400 que firmaron la compostela en el final de la ruta. De Ucrania, llegaron alrededor de un millar.
Los españoles, con miedo
Uno de los negocios ya afectados por los cambios con la invasión de Ucrania es el hostal Santa María de Poio, en Pedrafita do Cebreiro. Su gerente, José Manuel, explica que «ya hay mucha gente que está cancelando». Lo achaca no solo a los peregrinos que no podrán viajar por la situación de guerra, sino también a que «la vida se ha encarecido muchísimo». Por eso, también se echaron atrás grupos de españoles que se vieron abocados a empezar a recortar gastos.
Desde Agalber también observaron las cancelaciones de españoles, pero Miguel Ángel Rodríguez destaca que es «por medo». «A incertidume de cómo pode desenvolverse o conflito así como as consecuencias económicas en España fixo que algúns se replantexaran a viaxe», explica.
No solo por las cancelaciones sino también porque dejaron de entrar reservas, «o Camino este ano non vai ser o que tiñamos pensado», asume el lucense. Aun así, los establecimientos privados auguran un buen año con respecto a los dos anterios. Sobre todo porque ya no hay limitaciones de aforo en los albergues.
Desde la asociación, que aglutina unos 120 albergues, ya se están preparando para abrir en Semana Santa. De momento, el Xacobeo no se hace notar y, aunque se empiezan a ver peregrinos, practicamente todos los locales están cerrados.
El precio de la electricidad castiga a los hospedajes
Como todos los comercios, los albergues no se quedan al marge de la subida de precios de la electricidad y los carburantes. Las cancelaciones de una parte de los peregrinos europeos se suma al gran incremento de las facturas que deberán asumir por la calefacción de los hospedajes.
«A temporada empeza en abril, polo que fará frío e todavía necesitaremos a calefacción para ter unha boa temperatura nos albergues, polo que multiplicaremos este gasto», explica Rodríguez. De momento, los precios por noche se mantienen en los locales, pero desde Agalber no descartan que la subida de la luz pueda repercutir en las tarifas.