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Codos de Belesar, una ruta que se revaloriza con el albergue de Diomondi

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

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El camino de los Codos de Belesar está cubierto en parte de un antiguo empedrado
El camino de los Codos de Belesar está cubierto en parte de un antiguo empedrado ALBERTO LÓPEZ

Un tramo singular del Camino de Invierno arranca del nuevo refugio de peregrinos creado por la Xunta en O Saviñao

13 may 2022 . Actualizado a las 19:55 h.

La reciente apertura del albergue de peregrinos creado en el edificio histórico del Palacio de Diomondi —en O Saviñao— proporciona un valor añadido a uno de los tramos más singulares del Camino de Invierno en el sur lucense: la ruta de los Codos de Belesar, que comienza precisamente en este lugar. El trayecto, de unos 2,5 kilómetros de longitud, va desde Diomondi hasta la localidad de Belesar, al borde del Miño. El atractivo paisajístico de los lugares por los que discurre el itinerario se incrementa en esta época del año gracias a la presencia de los cerezos en flor que abundan especialmente en esta parte de la Ribeira Sacra lucense.

El camino de los Codos de Belesar fue originalmente un tramo de una vía romana secundaria ligada a la que unía Braga con Astorga, que data de entre los siglos I y IV. Debido a su fuerte pendiente, este trecho fue uno de los más temidos por los peregrinos y comerciantes que recorrían el Camino de Invierno. Sus cuestas fueron calificadas como «de las peores que hay en España» por el eclesiástico Diego de Guzmán, que en 1610 recorrió la ruta por orden del rey Felipe III y dejó escrito un diario de su viaje. El camino fue también muy utilizado por los tratantes que iban o venían de comprar ganado en las ferias de Chantada.

El punto de inicio de la ruta está indicado por un letrero situado cerca de la iglesia románica y del albergue de Diomondi, que a largo de su compleja historia fue residencia de verano de los obispos de Lugo y también cárcel y casa rectoral. El primer tramo discurre por un camino asfaltado hasta llegar a la altura de la aldea de A Portela —a unos doscientos metros del comienzo—, donde se encuentra un llamativo peto de ánimas empotrado en un muro. De ahí en adelante, el recorrido continúa sobre un antiguo firme empedrado.

A medida que se recorre la ruta, el camino se va haciendo más empinado y se interna en una zona boscosa donde al principio predominan los castaños y más adelante los robles. A través de los árboles se puede divisar el paisaje de viñedos de la orilla opuesta del Miño, en el municipio de Chantada. En el último tramo del recorrido se divisa la localidad de Belesar, donde se encuentra el embarcadero del catamarán de la Diputación que cubre la ruta turística fluvial del Cabo do Mundo.

El Camino de Invierno, después de cruzar el Miño por el puente de Belesar, continúa al otro lado por tierras de Chantada. Pero el camino de los Codos de Belesar también forma parte de la ruta de la Ribeira Sacra del Miño —oficialmente denominada PR-G 162, de 37,6 kilómetros en total—, que empieza en la iglesia románica de Santo Estevo de Ribas de Miño, en O Saviñao, y termina en el lugar de Cima de Atán, en Pantón.