El artista celebrará el 11 de junio en el Coliseum sus 60 años sobre los escenarios
22 may 2022 . Actualizado a las 13:40 h.Es un mito viviente, inalcanzable, sideral, pero también una presencia cercana que ha acompañado de la mano a decenas de generaciones de españoles, en sus hogares, a través, sobre todo, de la radio y de la televisión, en infinidad de programas y galas en fechas clave para las audiencias de carácter familiar como, por poner un ejemplo, Nochebuena y Fin de Año. Desde que en 1965 interpretó por primera vez el villancico El pequeño tamborilero —considerado su hit inaugural— en el plató de Televisión Española, esta tonada se ha convertido en una inexcusable tradición navideña. Son ya seis decenios de empático camino compartido.
Su voz rotunda y su amanerada gestualidad característica a nadie resultan ya ajenas ni extrañas. Hasta la parroquia indie —en muchas ocasiones proclive a la venerar el universo anglosajón— y los ambientes festivaleros más juveniles lo han adoptado como un referente, un redescubrimiento tardío que encierra las verdaderas esencias del pop. Es uno de los nuestros. Es Raphael. Y vendrá a Galicia casi como en un anuncio del más esplendoroso y deseado despertar del verano.
Estará en A Coruña en la noche del próximo 11 de junio. Cantará en el Coliseum, solo unas semanas después de concluir su amplia gira latinoamericana (República Dominicana, Costa Rica, Colombia, Perú y Argentina). Desembarcará a esta orilla del Atlántico precedido por un arrollador tour americano: nueve conciertos que ofreció entre los meses de abril y mayo y en los que, en todos ellos, colgó el cartel de sold out. El pasado sábado día 14, se despidió hasta otoño de su público latino con un emotivo show ante más de seis mil personas en el recinto bonaerense del Luna Park. Hay que tener en cuenta que solamente unas semanas antes había visitado Colombia, además de Ecuador, Uruguay y Chile en el marco de ReSinphónico, su anterior tour.
La de A Coruña será una de la veladas de la gira que planifica en España, que prevé una treintena de conciertos que incluyen otra parada en Galicia, a mediados de agosto (el día 16) en el auditorio vigués de Castrelos. Con este tour 6.0 el astro rey de la canción popular conmemora sus sesenta años de labor recorriendo los escenarios más importantes del mundo e interpretando las canciones de su álbum más reciente —Raphael 6.0—, lo que incluye los temas que siempre quiso interpretar pero no había hecho hasta ahora, así como las grandes joyas clásicas de su repertorio más personal.
Pero es que cuando remate su caravana ibérica volverá a cruzar el océano para retomar en América Latina la segunda parte de su gira internacional. Será en octubre. Y recorrerá entonces durante mes y medio numerosas ciudades de México, aún por desvelar. También EE.UU., desde el recital del día 19 en el Rosemont Theatre de Chicago (Illinois) al del 13 de noviembre en el Duke Energy Center de Raleigh (Carolina del Norte), pasando por San Diego, El Paso, Houston, Nueva York, Miami, San Juan, Boston y Washington DC. Serán al menos 14 las fechas en suelo estadounidense.
Y es que el directo es el terreno natural de Raphael, donde más allá de su poderosa voz, su alma de artista, su talento interpretativo, se desenvuelve con soltura y alcanza cotas de comunicación con el público que muy pocos cantantes consiguen. Es ahí -en los teatros, en las salas de conciertos, en los teatros y auditorios- donde medra y se expande sin límite -en la música, y a este nivel, no hay edad- el fervor de los fans y la devoción del oyente por su saber hacer. Las entradas para el concierto de A Coruña ya están disponibles en la web Ataquilla.com.
El aprendiz de sastre que se erigió en la mejor voz infantil de Europa
Los muy escogidos proyectos en la música y el cine han hecho de Rafael Martos (Linares, Jaén, 1943) un hito intergeneracional que comparten abuelos y abuelas, padres y madres, nietos y nietas, gracias a un prodigio de carrera que el cantante y actor ha sabido apoyar -a lo largo de los decenios- en compositores, intérpretes y realizadores de primerísima línea. Su sentido del trabajo, su rigor y su arte son una combinación imbatible, que algunos enseguida intuyeron a los pocos meses del traslado de su familia andaluza -de extracción humilde- a Madrid, al barrio de Cuatro Caminos, donde empezó a forjarse su periplo musical: a los cuatro años ya integraba el coro de la escolanía de la iglesia de San Antonio.
Pero es que a los nueve -antes de hacerse aprendiz de sastre- ganó su primer premio internacional en Salzburgo a la mejor voz infantil de Europa. Y a los catorce inició su trayectoria profesional, pese a las muchas trabas que encontró por el hecho de ser todavía menor de edad.
Pasado el tiempo, y justo después de presentarse a la 4.ª edición del Festival Internacional de la Canción de Benidorm, donde ganó con Llevan el primer premio al mejor intérprete -dotado con 50.000 pesetas-, dio un paso decisivo en sus comienzos al poner su carrera en manos del empresario promotor artístico español Francisco Bermúdez, que por aquella época representaba a estrellas internacionales como Marlene Dietrich y Édith Piaf, y españolas como La Chunga y Carmen Amaya (de hecho, en 1965 trajo a los Beatles por primer y única vez). Gracias a él Raphael hizo una primera gira por España y en 1964 pasó a formar parte de la nómina de la discográfica Hispavox. Fue entonces cuando sus grabaciones empezaron a difundirse por América.