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De Argentina a Baralla para ofrecer un asado casero con la mejor carne gallega

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

De izquierda a derecha, Alejandro Fosero, Sebastián Gegundez, Mariana Lorenzo y Florencia Pagnucco
De izquierda a derecha, Alejandro Fosero, Sebastián Gegundez, Mariana Lorenzo y Florencia Pagnucco

Dos parejas argentinas inauguraron el sábado Casa de Curro, reconvertida en una parrilla donde disfrutar de la comida en familia

18 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las grandes churrascadas de Galicia se popularizaron en los años setenta del pasado siglo gracias a los retornados que habían emigrado a Argentina, donde el asado es una cita indispensable. Esta cultura popular compartida, que se mantiene como esencial de la gastronomía gallega, se podrá disfrutar en Casa de Curro, en Baralla. Dos parejas argentinas se han puesto al frente del establecimiento de la montaña para ofrecer un asado casero con la mejor carne gallega.

Mariana, Florencia, Alejandro y Sebastián se mudaron hace tres años desde Buenos Aires y Santa Fe a Galicia, dos de ellos a Baralla y otros dos a Cedeira. Sus profesiones son variadas: instructora de yoga, violinista de conservatorio y arquitecta, técnico mecánico y técnico agrario. Sin embargo, se juntaron para un proyecto de hostelería que inauguran hoy. «Es la primera vez que trabajamos en restauración, por eso lo que ofrecemos es una comida familiar», explica Mariana. Entre las opciones para comer en Casa de Curro, uno no se va a encontrar recetas con elementos innombrables, como asegura la argentina, sino que todo son fórmulas heredadas. «El budín es el que hace mi mamá, las papas fritas las de mi papá y las empanadas argentinas son las de la abuelita de mis hijos». Todo es familiar y casero.

En cuanto a la carne, pese a que la argentina está considerada como una de las mejores del mundo, los responsables de Casa de Curro aseguran que la gallega «no se queda atrás, es excelente». Lo que cambia y lo que sorprenderá a los comensales es la forma de cocinarla. «El asado necesita cuatro o cinco horas de preparación, la cocción es diferente y eso es lo que lo distingue del churrasco gallego», explica Mariana. Además, el corte que realizan los argentinos es distinto, por lo que hace que se aprovechen otras partes del animal.

Más que un restaurante

El concepto con el que reabre Casa de Curro es que no es solamente un restaurante, sino un lugar de encuentro y de reunión familiar. «Queremos compartir lo que para nosotros es la cultura de poder comer un asado en familia o con amigos», relata Mariana. Mesas grandes llenas de comida en las que se reúnen familia, abuelos, amigos y los niños corren alrededor. Ese es el ambiente que habrá en el restaurante lucense. «Buscamos que la gente vuelve a charlar, a compartir, a mirarse a los ojos y a hacerse compañía. Y si es necesario escuchar otra vez aquella historia que la abuelita contó tantas veces y ya no se acuerda», bromea.

Para convertir al restaurante en este lugar familiar, los argentinos piensan colocar una cesta en la mesa para dejar los móviles, ofrecer juegos de mesa, ceras o música en vivo. «Nos gustaría organizar eventos culturales o deportivos con folklore argentino y también gallego, reunir los valores del rural», cuenta.

Casa de Curro se ubica en San Miguel de Neira de Rei y lo llevaban hace años otros propietarios, consiguiendo incluso la distinción de la guía Repsol
Casa de Curro se ubica en San Miguel de Neira de Rei y lo llevaban hace años otros propietarios, consiguiendo incluso la distinción de la guía Repsol

Encontrar la paz en Baralla

El ambiente familiar y cercano en el que se comerá en Casa de Curo es también lo que hizo que Mariana y su marido se mudaran a Baralla hace tres años. «Es la misma filosofía de los vecinos, que cuando llegamos aquí nos abrieron las puertas y nos regalaron lo que hacía falta».

La pareja de Buenos Aires decidió cruzar el charco para establecerse en Baralla «porque nos gusta esta naturaleza salvaje, tener el bosque cerca y la sencillez de la gente». Mariana asegura que no son gente de grandes ciudades sino que se mudaron para estar en el bosque: «Baralla cumple con todo lo que necesitábamos para vivir en paz, además cada vez está más lindo».