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Peregrina sola en silla de ruedas: «Cuando me dijeron que no podía hacer las mismas cosas que antes, me fui a Oporto e hice el Camino Portugués»

REBECA CORDOBÉS

VEN A GALICIA

Jema Sil este viernes en la plaza del Obradoiro, tras completar el Camino Inglés en silla de ruedas.
Jema Sil este viernes en la plaza del Obradoiro, tras completar el Camino Inglés en silla de ruedas. PACO RODRÍGUEZ

Jema Sil ha recorrido las rutas xacobeas incontables veces para comprobar su accesibilidad y ayudar a otras personas en su situación

03 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Jema Sil se quedó en silla de ruedas hace diez años, fruto de una pandemia mucho más antigua que el covid o la peste conocida como violencia de género. En aquel momento, tenía pendiente peregrinar a Santiago y solo bastaron unas palabras de desánimo para que se lanzara a la aventura: «Cuando me dijeron que no podía hacer las mismas cosas que antes, me fui a Oporto e hice el Camino Portugués por la Costa». Desde entonces, ha recorrido incontables veces todas las rutas xacobeas con el objetivo de comprobar su accesibilidad y ayudar a personas que se encuentran en su situación. Esta misma semana completó el itinerario Inglés, sola y sin más ayuda que sus brazos.

Esta peregrina ejemplar nació en Galicia hace 49 años y, aunque ahora vive en Tenerife, dice ser de muchos lugares. Y no es de extrañar. Se pasa buena parte del año tras las flechas amarillas. Solo en este 2022 ha completado ya el Camino Francés desde Sarria, el Inglés y el Primitivo. Nada la frena. Ni siquiera la escasez de alojamientos adaptados en algunas rutas. Prueba de ello es que debido a ese problema tuvo que doblar una de las etapas esta semana, desde Pontedeume hasta Ordes. «Al Camino Inglés le queda mucho por hacer, ni siquiera el albergue público de Betanzos es accesible», advierte.

 Pero, ¿por qué se decidió a recorrer las rutas xacobeas en busca de la anhelada accesibilidad? «Esto lo hago por voluntad propia. Estudié enfermería y gerontología, he movido muchas sillas de ruedas, he visto los problemas que padecen quieres están en ellas y ahora los vivo. Yo también quiero salir, quiero vivir, quiero disfrutar», cuenta. Peregrinar es para Jema como si le tocase la lotería, dice: «Me siento viva y libre, como me sentía cuando caminaba o incluso mejor porque ahora me lleva más esfuerzo».

Cuando se encuentra con grandes barreras arquitectónicas o tramos dificultosos en los senderos, lo traslada a las autoridades con el objetivo de solucionarlo. Además, tras años de duro trabajo en las redes sociales, muchas asociaciones de personas con diversidad funcional se ponen en contacto con Jema a la hora de planificar su Camino, tanto con sillas manuales como eléctricas. «En general, las rutas están bien para silla manual, pero para la eléctrica es más complicado porque hay tramos donde no se presta atención al mantenimiento», cuenta.

 Ni los desniveles, ni los tramos sin asfaltar, que son sus favoritos porque le encanta «estar rodeada de naturaleza», frenan a Jema. Ni a ella ni a los 85 peregrinos que alcanzaron el Obradoiro en silla ruedas en el 2019, el último año antes de la pandemia. Por el momento son pocos y, sin apenas variación en las cifras de cada ejercicio, solo suponen el 0,02% de las solicitudes de compostelas. Por eso Jema Sil sigue rodando por todos y cada uno de los itinerarios para hacerlos accesibles.

Para quienes, a pesar de estar en silla de ruedas, se animen a recorrer las rutas xacobeas, tiene un consejo: «Que no digan que no pueden. La palabra no para mí no existe. La primera experiencia tiene que centrarse en tirar para delante. Lo mejor es elegir un itinerario corto, como el Camino Francés desde Sarria o el Inglés desde Ferrol». Y como las palabras se las lleva el viento, predica con el ejemplo.