Desde la Asociación Galega de Albergues Privados señalan que los niveles de ocupación en el Camino Francés antes de Sarria bajan con respecto a antes de la pandemia, mientras los alojamientos públicos del Camino de Fisterra y Muxía no llegan a cubrir sus plazas
21 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Sarria marca un antes y un después en el Camino Francés. Una frontera entre las mareas de peregrinos que inundan los últimos 100 kilómetros de la ruta, ansiados por conseguir la compostela, y la sequía de caminantes que optan por itinerarios de larga duración. Según las estimaciones de la Asociación Galega de Albergues Privados (Agalber), el nivel de ocupación en las etapas anteriores al municipio lucense ha a bajado respecto a antes de la pandemia. Algo que contrasta con el bum que se registra en los tramos posteriores. Es el llamado «efecto Xacobeo», explica el presidente de la plataforma, Miguel Ángel Rodríguez. Una situación que, como cada Año Santo, también perciben en los alojamientos públicos del Camino de Fisterra y Muxía, que no llegan a cubrir sus plazas.
«Es una tendencia que ya vimos en los últimos años santos. Los peregrinos que hacen Caminos de larga duración no vienen si es Xacobeo. Creemos que el efecto se revertirá porque ya hay reservas para el 2023», cuenta Miguel Ángel Rodríguez. Además de presidir Agalber, regenta un albergue en Fonfría, antes de la frontera simbólica de la ruta. «La situación es muy diferente a partir de Sarria», añade.
Los datos lo dejan claro. En julio, hicieron el Camino Francés 34.839 personas. Más de veinte mil, seis de cada diez, optaron por salir de Sarria. Tan solo 3.391 lo hicieron desde Saint-Jean Pied de Port (Francia) y menos de mil desde Roncesvalles, lo que supone que solo uno de cada diez peregrinos se decantó por rutas largas. En el mismo mes del 2019, de los 27.802 romeros que hicieron este itinerario, la mitad (14.356) arrancó en la localidad lucense, pero los que partieron del municipio francés (3.930) y del navarro (673) sumaban un 15%.
Esta tendencia afecta también al Camino de Fisterra y Muxía. El itinerario iguala al Francés desde Sarria en distancia, de entre 113 y 117 kilómetros en función de la variante elegida, por lo que es poco habitual que quienes caminan en pos de la compostela decidan ir hasta el fin del mundo. Los peregrinos que sueñan con ver el atardecer de la Costa da Morte suelen ser los que optan por trayectos largos. Allí, este verano no llegan a cubrir las plazas de los alojamientos públicos. Desde el albergue de Olveiroa cuentan que, tras un mes de julio «con muy poca ocupación», en agosto el nivel ronda el 70%. «Cuando es Año Santo hay menos peregrinos», explica la responsable, que lo ha podido comprobar de primera mano en las dos décadas que lleva al frente.
El pasado julio, de las 67.374 personas que solicitaron la compostela, tan solo 363 continuaron hacia Fisterra y Muxía. Solo optaron por esta ruta un 0,5% de los peregrinos. En el mismo mes del 2019, de menor afluencia con un total de 53.319 de llegadas a Santiago, fueron 548 quienes hicieron este itinerario. Duplicaron, con un 1%, la proporción de romeros que optaron por él.
El resto de rutas registran cifras similares a las de antes de la pandemia
Miguel Ángel Rodríguez señala que los albergues privados del resto de itinerarios registran niveles de ocupación similares a los de antes de la pandemia, según las estimaciones de Agalber. Tan solo el Camino Inglés presenta un aumento significativo. De hecho, a lo largo del verano ha aumentado su oferta con la apertura de nuevos alojamientos.
Al tratarse de rutas de menor distancia y popularidad que la de Sarria, no hay grandes cambios de afluencia entre etapas. Solo se dan pequeñas variaciones en el Camino Portugués, pero «es algo más regular que el Francés».