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Hacer el agosto en otoño: «Hay fines de semana de octubre que llegamos a las mismas ocupaciones que en verano»

Mónica Pérez Vilar
Mónica P. Vilar REDACCIÓN

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Aldea do Mazo, complejo turístico en Folgoso do Courel
Aldea do Mazo, complejo turístico en Folgoso do Courel

La temporada alta de turismo ha acabado en general, pero hay negocios y zonas de Galicia cuyo atractivo se multiplica con el cambio de estación. El termalismo, las casas rurales o las rutas vitivinícolas son algunos de ellos

22 oct 2022 . Actualizado a las 16:48 h.

El turismo gallego cerró este verano una campaña espectacular, con altas cifras de viajeros, ocupación y gasto. Y todo apunta a que el frío no va a congelar este negocio. Es más, con la llegada del otoño llega también la época fuerte para algunos establecimientos y para varias zonas de Galicia.

«El otoño es la temporada alta de O Courel, cuando tenemos la mayor ocupación del año», explica Suso Fernández, propietario del complejo turístico Aldea do Mazo, situado en Folgoso. No es de extrañar, pues pasear por esta sierra se convierte en un espectáculo a partir del mes de octubre. «Es un conjunto de cosas: es la belleza del paisaje, el olor de la tierra mojada, el pasear por caminos cubiertos de hojas... todo el ambiente es indescriptible, y la gente también viene mucho en esta época por los productos del bosque: las castañas, las setas...», cuenta.

Fernández confía en que el otoño ayude a recuperarse tras un verano marcado por los incendios. «Visualmente nosotros estamos alejados de los efectos del fuego, no se ven desde aquí, pero es cierto que en el verano hubo muchas cancelaciones. Se perdió el puente de julio, y todo el mes de agosto. Ahora es el momento de que venga el cliente gallego, y yo confío en que sí acudan, las perspectivas son positivas», indica.

La Ribeira Sacra es otra zona que acumula atractivos en los últimos meses del año. La web de Paradores, de hecho, destaca el de Santo Estevo de Ribas do Sil como uno de los cinco mejores para disfrutar del colorido del otoño. Desde este alojamiento, un monasterio benedictino cercano a la confluencia de los ríos Miño y Sil, confirman que la tendencia de los últimos años es el aumento del volumen de reservas en octubre y noviembre. «Estamos con una ocupación del 92 %, y para noviembre ya tenemos reservas para un 70 %. Hay fines de semana de octubre en los que tenemos las mismas cifras que en verano, este pasado, por ejemplo, estuvimos prácticamente completos», explica Itziar Bernardo, responsable de eventos del parador.

Parador de Santo Estevo
Parador de Santo Estevo CARLOS RUEDA

Los eventos y los grupos tiran de estos buenos resultados. «A partir de septiembre es el momento de los grupos, tanto por lo que son visitas y eventos de empresa, como por el tema de citas familiares o con amigos en grupos numerosos, y también por los grupos turísticos que organizan las agencias para estas épocas del año», comenta Bernardo. A esto se une el atractivo de los cambios en el paisaje. «En primavera y otoño el cambio de colorido en los alrededores del parador es un aliciente. Son épocas muy bonitas para conocer el parador y la zona en general. Además, está el tema de la vendimia, las bodegas retoman las catas, el catamarán que recorre los cañones sigue navegando hasta diciembre, los monasterios también están abiertos... Hay muchos atractivos», sentencia.

300 casas de turismo rural

El turismo rural es, en general, uno de los que mantiene su tirón a pesar de la llegada del frío. «Chega o tempo no que apetece estar na casa, así que é bo momento para descubrir a arquitectura civil tan bonita que supoñen as nosas casas de turismo rural. Algo como unha lareira encendida convértese nun reclamo fantástico, comer uns ovos fritidos ao seu carón pode ser máxico. E qué se en outubro anoitece ás seis da tarde? Non é marabillosa a idea de estar de seis a nove ao lado do lume cun paisano contándoche historias?», argumenta Francisco Almuíña, presidente de la Federación Galega de Turismo Rural (Fegatur) y propietario de Casa do Romualdo, en Taboada.

A ese ambiente hogareño y al encanto que con el cambio de estación derrochan los distintos rincones de Galicia, desde una costa ahora libre de aglomeraciones y con un mar bravo, hasta montañas y valles vestidos de ocres y dorados, se suman iniciativas como Abertas de par en par, una programación de recitales que lleva la música y la cultura a 25 casas rurales gallegas, y, sobre todo, una nueva edición del Outono Gastronómico. 73 establecimientos de la comunidad participan en este programa, que permite, desde mediados de septiembre hasta mediados de diciembre, disfrutar los fines de semana de menús especialmente diseñados con productos de temporada a 35 euros por persona y estancias con degustación a partir de los 90 euros.

Casa do Morcego en Valdoviño, una de las más de setenta casas rurales gallegas que participan en el Outono Gastronómico
Casa do Morcego en Valdoviño, una de las más de setenta casas rurales gallegas que participan en el Outono Gastronómico

«É unha forma de darlle continuidade ao verán, aínda que sexa nas fins de semana. Agora a casa pasa a un segundo plano e o menú é o que chama ao cliente, que é maioritariamente galego, ademáis de algún de Asturias ou León», confirma José Picallo, de Casa do Morcego, en Valdoviño, que lleva diez años participando en el Outono Gastronómico que promueven la Xunta y Turismo de Galicia.

«Dá moita visibilidade, e hai fins de semana nas que axuda moito a encher habitacións. Nós estamos preto de Cabo Ortegal e os cantís de San Andrés de Teixido, e iso atrae xente todo o ano, pero o Outono Gastronómico tráenos a moita xente das cidades nesta época do ano. Eu incluso ampliaría esta iniciativa aos meses de inverno», comenta Vicente Díaz, gerente de la casa Muíño das Cañotas, situada en Cariño.

Turismo termal al alza

Si los más de 300 establecimientos de turismo rural activos en Galicia son sin duda uno de los reclamos estrella del viajero otoñal, los más de 300 manantiales termales no se quedan atrás. «El turismo termal es una opción especialmente demandada en esta época del año y en la que Galicia es un referente europeo», explican desde el Clúster Turismo de Galicia. Recuerdan que la comunidad cuenta con 21 balnearios que ostentan el distintivo Q de Calidad y que en la comunidad es posible disfrutar de siete de los ocho tipos de aguas medicinales.

«Los porcentajes de ocupación del otoño suelen ser una continuidad de los del mes de agosto, solemos tener una ocupación mensual que ronda el 70 %, lo que refleja que el cliente la considera una época atractiva para acudir a los balnearios», confirman desde el departamento de comunicación del grupo Caldaria, que cuenta con tres hoteles balneario en Arnoia, Laias y Lobios. A los servicios de termalismo procuran sumar ofertas gastronómicas adaptadas al producto de temporada y paquetes de experiencias con programas de bienestar y salud. «También hay que tener en cuenta que en esta época están vigentes varios programas de termalismo social, de la Deputación de Ourense, de la Xunta y del Imserso», apuntan, como otro factor que suma clientela a las termas y balnearios, ya de por sí apetecibles por el contraste entre agua caliente y temperaturas exteriores frescas.

Balneario de Laias, del grupo Caldaria
Balneario de Laias, del grupo Caldaria MIGUEL VILLAR

Con la vendimia reciente, el enoturismo es otra de las modalidades que gozan de gran atractivo en el último trimestre del año. Excursiones para disfrutar del espectáculo que la recogida de la uva supone en algunas zonas, visitas para conocer cómo se hace el vino, recorridos por bodegas, catas... son experiencias cada vez más demandadas. «Non sei se poderiamos dicir que o outono é a nosa tempada alta, pero dende logo si que deixa bos datos», explica Juan Casares, presidente de la Ruta do Viño do Ribeiro, que agrupa a casi una veintena de bodegas de esta denominación de origen. «No noso caso buscamos que a ruta axude a desestacionalizar o turismo, e o interior de Galicia ten moito que ofrecer máis alá do verán. A nosa zona préstase porque en outono a paisaxe vitivinícola ponse espectacular. Como dicía don Ramón Otero Pedrayo, hai unha orxía de cores na viña», abunda.

«Contratamos a unha rapaza cando empezan as xornadas da caza»

Castañas, setas, caza... Si la gastronomía es uno de los grandes atractivos de Galicia, el otoño es una época con argumentos propios para acudir a disfrutar de los platos de temporada. A ellos se agarran muchos locales, que incluso reviven tras un verano en el que la clientela busca otro tipo de productos.

«Para nós é boa época, no verán a aldea non pode competir coa praia», dice Rafael Doval, dueño de Casa Rafael, un restaurante de Monfero conocido por su espectacular cocina tradicional, y que este mes retomó su cita anual con su menú degustación de caza. Ocho platos que incluyen faisán, perdiz, liebre, corzo o jabalí, entre otros productos de temporada, son el gran reclamo que utilizan desde hace años y que atrae a clientes fieles que a menudo llegan tras recorrer bastantes kilómetros. Las jornadas de la caza, a las que siguen a partir de diciembre las del cocido, aseguran a Casa Rafael tanta clientela que el refuerzo de personal, aquí, no se hace en verano, si no a partir de octubre. «Aquí traballamos habitualmente a miña muller e máis eu e un empregado, pero en canto empezamos coas xornadas, temos que contratar a outra rapaza para as finse de semana», confirman.

El Hotel Gastronómico Casa Rosalía, en Brión, también se encomienda a los guisos, la caza y las setas como reclamo para llenar sus mesas, y sus habitaciones, en cuanto comienzan a caer las hojas. «Las jornadas gastronómicas nos hacen funcionar, y también adaptamos el concepto del hotel para que resulte atractivo, por ejemplo, poniendo a funcionar la lareira», destaca su gerente, José Manuel Castañeda, que sin embargo reconoce que la subida incesante de los precios pone las cosas más difíciles este año. Y si tras el verano el restaurante de este complejo se nutre sobre todo de cliente local, en los otros seis pequeños hoteles que regentan en el área de Santiago son los peregrinos extranjeros una buena fuente de negocio. «Vengo de buscar a dos californianos en Ponte Maceira. El Camino funciona bien en otoño, sobre todo con gente de fuera, mucho peregrino norteamericano, que tienen buen poder adquisitivo», señala Castañeda. Desde el Clúster del Turismo confirman que en estos meses el peregrino nacional más abundante en verano, es sustituido por más caminantes internacionales. Así, peregrinar a Compostela sigue siendo un buen motor turístico hasta final del año. 

«La perspectiva del sector para el otoño es positiva, confiamos en continuar en esta senda de recuperación del flujo turístico en la comunidad», resumen desde el Clúster Turismo de Galicia.