A 15 minutos del límite entre A Fonsagrada y Asturias aparece el Museo Etnográfico de Grandas de Salime, un espacio que recuerda la vida de antaño
29 oct 2022 . Actualizado a las 20:48 h.Al entrar en el Museo Etnográfico de Grandas de Salime, los dos excursionistas sentimos al unísono que hemos vuelto a la casa de los abuelos. Un flashback repentino para recordar —o aprender— cómo era la vida en el siglo pasado.
La casa-museo reproduce, con exactitud, el ambiente de antaño e incluso permite intuir cómo se gestaban las relaciones por aquel entonces. A 15 kilómetros de la frontera con Lugo, en este ayuntamiento asturiano se esconde una joya que bien podría estar en la comarca fonsagradina y ser una réplica u homenaje a nuestros ancestros. Sin embargo, como bien explican el propio museo, este es un lugar único en España.
Sobre una superficie de más de 3.000 metros cuadrados, la colección permanente está compuesta por más de 11.000 objetos en distintos espacios y salas. La vida rural está reflejada en todos y cada uno de los enseres, que van desde telares a herramientas de labranza, pupitres de una vieja escuela, utensilios de cocina, muebles, zocos... y un largo etcétera.
Cuatro grandes áreas
El museo está distribuido en cuatro grandes áreas: casa rectoral y corral, molino y casa del molinero, casona y entorno y una última zona ajardinada y exterior.
Para llegar a casa rectoral y el corral basta con traspasar la puerta principal del centro, por donde se accede a lo que en tiempos fue un cobertizo en el que se almacenaban aperos de trabajo. Un carro del país, gradas o arados son algunos de los primeros objetos que permiten retratar aquellas vidas en el rural. La casa rectoral, que data de 1814, conserva todos los elementos de la arquitectura tradicional de la zona —muros de pizarra, muebles de roble o castaño y cubierta de pizarra —. En la vivienda, lo primero que aparece es la lareira, el corazón de la casa, con alacenas, estanterías y un horno para cocer.
Sala textil, cuartos, talleres...
Pero el museo también esconde una sala textil dedicada a las fibras que se trabajaban tradicionalmente, la lana y el lino. En el cuarto se celebraban los eventos importantes, se recibía al médico o velaba a los muertos, además de guardarse los enseres más preciados y servir como dormitorio para hijos y abuelos. Del otro lado, el dormitorio del matrimonio atesora una cama, una cuna e incluso una vieja bañera de zinc.
Además, en otra de las salas aparece el taller de un viejo zapatero, que incluye patrones, máquinas de coser e incluso calzado.
A continuación, aparece la bodega y después, una cantina que además era, como marca la tradición, un ultramarinos que todo lo tenía —ferretería, cafetería, bodega, mercería...—.
Seguimos. Y en el taller del herrero también se puede apreciar, con un golpe de vista, cómo de complicado era el oficio.
En el corral aparecen carretillas y herramientas de cantero, así como la maqueta de un mazo para trabajar el hierro.
Como colofón final, un hórreo asturiano —pero idéntico a los que hay en toda la comarca de Os Ancares y A Fonsagrada— preside el centro del corral. Y entre dicho hórreo y la panera encontramos el pozo que se encargaba de abastecer la casa.
Molino, consulta médica y escuela
Un molino encabeza otro de los escenarios, pero al llegar a la casona se abre una antigua consulta médica, que además tenía herbolario y todos los instrumentos necesarios para curar a la gente de la zona e incluso a los trabajadores de la central eléctrica que hubo en el Embalse de Salime.
Otro de los espacios más espectaculares es la escuela, que conserva los pupitres de madera de castaño, además de láminas y mapas. Y queda mucho por explicar de este lugar, por eso la mejor continuación a esta lectura es un viaje al rural a través de Grandas.
Cómo llegar. Desde A Fonsagrada son 27 minutos a través de la LU-701 y AS-28.
Horarios. En invierno (de octubre a abril), de martes a viernes (11.00 a 14.00h y 16.00 a 18.30h), sábados (11.00 a 14.30 y 16.00 a 18.30h) y domingos y festivos (11.00 a 15.00 horas).
