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El Camino se hace comiendo: del bum de las rutas gastronómicas a cómo alimentarse por menos de 10 euros

YANDRY FERNÁNDEZ PERDOMO, L. G. V.

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Capotillo

Una ruta paralela coge fuerza, la del paladar, que atrae cada año a miles de peregrinos en busca del auténtico sabor gallego

22 jul 2022 . Actualizado a las 16:29 h.

En el Camino de Santiago hay una ruta paralela, la del paladar, que atrae también cada año a miles de peregrinos en busca del auténtico sabor gallego. 

Una tortilla de patatas gigante en Casa Alfonso, un restaurante rural en la parroquia de San Lorenzo de Bruma,  en el Concello de Mesía (Camino Inglés), marcó el recorrido de Caro, una joven estudiante chilena que peregrinó hasta la ciudad donde se ubica la tumba del Apóstol Santiago en busca de conocer mejor las tierras gallegas. «Fue la tortilla más grande que comí en mi vida, del tamaño de mis brazos extendidos», dice.  En sus momentos de descanso, ella y sus dos acompañantes argentinas buscaban comidas contundentes y vegetarianas para tener energías durante el trayecto. Recuerda, además, que en todos los locales que fueron predominaba la comida con sello Atlántico. «A pesar de que terminé con mucho dolor en los pies por el largo trayecto, esta fue una de las mejores experiencias de mi vida», recuerda emocionada. 

«En los últimos años muchas personas también realizan el Camino buscando los sabores auténticos de Galicia», afirma Begoña Abalo, una guía acompañante de la empresa Tee Travel. De hecho, gracias a este reciente interés, la compañía donde trabaja promociona una nueva forma de viajar: el Camino gastronómico, una experiencia culinaria que consiste en un pasaporte de platos que los peregrinos sellan cuando visitan algún restaurante gallego adscrito a la iniciativa. Entre ellos se encuentran Casa Morgade (Portomarín), el restaurante Roma (Sarria) y A Nosa Terra (Palas de Rei). 

Pepe, propietario del restaurante Roma de Sarria
Pepe, propietario del restaurante Roma de Sarria Alberto López

«Cada pueblo donde se ubican las rutas del Camino ofrece a los forasteros platos propios de esas zonas. En Melide, por ejemplo, tienen su típico pulpo y los melindres; en Sarria, la torta de ese municipio; en Portomarín, el orujo», explica. 

También afirma que en las rutas oficiales —de ellas las más concurridas son el Camino Francés, el Portugués, el Inglés y el Primitivo—  lo que más se encuentra son menús del peregrino. «Obviamente uno puede comer a la carta y todos los restaurantes la ofrecen. Como norma general podemos encontrar la empanada gallega, de maíz, de trigo o el caldo gallego, inclusive en verano, porque aunque nosotros en Galicia lo tenemos como una comida un poco más fuerte, si es cierto que para dar energía funciona», detalla. Refiere también a que en algunos casos las propias casas de turismo rural disponen de un huerto, y las verduras empleadas en las cocinas de estos espacios son cosechadas ahí mismo. 

Begoña, con 25 Compostelas de por vida, comenta que comer en el Camino es muy barato gracias a la variedad de opciones. «El menú del peregrino suele contar con un primer y segundo plato, un postre, y puede rondar entre los 10 y 12 euros. Hay lugares que a lo mejor 9 y otros 13, pero este es el precio habitual y diariamente suelen gastar en torno a unos 30-40 euros», destaca. 

Del mismo modo explica que hay gente que se cuida cada vez más, buscan lugares donde los productos sean de calidad, de kilómetro cero o solicita un menú vegano y muchos sitios también están preparados para todos los públicos.

En todas las rutas hay lugares que marcan la experiencia de los viajeros. Por ejemplo, Begoña recomienda estos del Camino Francés y Portugués respectivamente por su calidad, precio y platos tradicionales: Pulpería A Garnacha, en Melide; O Mirador, en Portomarín y La de Manu, en Tui. «También Lugo —comenta— como parte del Camino Primitivo destaca por sus sabrosas tapas». 

Restaurante A Garnacha, en Melide
Restaurante A Garnacha, en Melide Xoan A. Soler

Sin embargo, debido al numeroso flujo de turistas que tras la pandemia se han aventurado a caminar a Santiago, los espacios para disfrutar de los mejores platos gallegos estuvieron más concurridos de lo normal. Christofer, un joven alemán, realizó el Camino Inglés este año y le fue difícil encontrar sitio para comer o tomar algo. «Hacía paradas cada cinco kilómetros, pero todos los peregrinos abarrotaban el lugar para sellar su credencial. Cuando por la noche iba a cenar también me encontraba igualmente con muchísimas personas», afirma. 

Otra de las tradiciones del Camino, según señala Begoña, es que una vez llegados los peregrinos a Compostela, suelen darse un merecido homenaje y comen bien en la ciudad: «Como parte de la celebración buscan restaurantes un poco más caros para tomar una buena mariscada o comer productos típicos». 

Así hizo la colombiana Alejandra: «Una vez en Santiago comí un buen plato de pulpo en el restaurante Entre Rúas, que anteriormente unos amigos me habían recomendado por su comida y el ambiente acogedor».

Terraza del restaurante Entre Rúas, en Santiago de Compostela
Terraza del restaurante Entre Rúas, en Santiago de Compostela Paco Rodríguez

15 locales donde hacer parada obligatoria antes de llegar a Santiago

  • Casa Morgade (Portomarín)
  • Restaurante Roma (Sarria)
  • A Nosa Terra (Palas de Reis)
  • A Garnacha (Melide)
  • O Descanso (Sarria)
  • O Ceadoiro (O Pedrouzo)
  • O Mirador (Portomarín)
  • Ezequiel (Melide)
  • La de Manu (Tui)
  • A Muralla (Tui)
  • Os Cen Pasos (Pontedeume)
  • O Pote (Betanzos)
  • Restaurante Cantábrico (A Fonsagrada)
  • O Xantar de Otelo (Redondela)
  • O Muiño (Caldas de Reis)