La historia de amor que cautiva a las redes: la pareja que se conoció en el Camino de Santiago y 23 días después se comprometió
COSAS DEL CAMINO
La californiana Loni Philbrick-Linzmeyer y el danés Kjartan Bergqvist emprendieron de forma espontánea la ruta hace diez años para encontrarse a sí mismos. Tras dedicarse un «Buen Camino», todo cambió. Ahora viven en Copenhage junto a sus tres hijos
05 may 2023 . Actualizado a las 08:53 h.Son muchas, y variadas, las historias personales que nutren a diario el Camino de Santiago, con parejas que se conocieron en el itinerario y que o bien regresan al mismo para comprometerse, casarse o incluso celebrar la llegada de un bebé. Aún así, tanto por su emotividad, espontaneidad o valentía, hay romances que siguen cautivando a las redes.
Uno de los últimos en viralizarse ha sido el de la californiana Loni Philbrick-Linzmeyer y el danés Kjartan Bergqvist, dos desconocidos a los que la ruta hacia Compostela unió hace ahora diez años. Ellos mismos relataron su historia a la CNN, en una extensa información que ya ha dado la vuelta al mundo.
La necesidad de encontrarse a sí mismos fue lo que decidió a ambos a emprender la ruta en el 2013. En el caso de la profesora californiana Loni —que en ese momento tenía 29 años—, una dolorosa ruptura sentimental y una «mala racha» en la enseñanza, lo precipitó. Según ella misma relata, en una noche de desvelo, rebuscó en Google y llegó al Camino de Santiago. Esa misma noche reservó pasaje para París. «Fue muy espontáneo, muy aleatorio, pero también en un momento en el que supe que tenía que hacer algo más para cambiar de verdad mis hábitos y reflexionar mucho sobre mi vida, adónde quería ir y quién quería ser», remarca en el reportaje, en el que incide que quería que fuese una aventura solitaria, algo que Kjartan Bergqvist, sin tampoco él quererlo, truncó.
Para el peregrino danés, que tenía 24 años, fueron las dudas acerca de su futuro profesional —estudiaba la carrera de Medicina— lo que le llevó a recordar una ruta de la que le había hablado una exnovia. Sin pensarlo, se compró unas botas de montaña y una mochila y cogió también una tren hacia la capital gala, de donde ambos partieron hacia Santiago por el Camino Francés con escasos días de diferencia.
Tras cubrir de forma independiente las etapas navarras y riojanas, fue en Castilla y León, en el entorno de Burgos, donde ambos se cruzaron las miradas y tras dedicarse un Buen Camino —el saludo ya clásico en la ruta— iniciaron conversación sobre el tiempo. «No fue amor a primera vista», recuerda Loni, concediendo, eso sí, que un pensamiento pasajero le animó. «Vale, puede que esto me interese», admite que pensó. El danés Kjartan Bergqvist, que prosiguió itinerario, reconoce que también deseaba cruzarse de nuevo con Loni, un encuentro que ya se produjo esa misma noche en un albergue. Durante la velada la californiana expresó su deseo de descansar al día siguiente para explorar la ciudad burgalesa, un alto en el ruta que, junto a la compañía de otra peregrina canadiense, definitivamente los unió.
A pesar de las dudas mantenidas por ambos al desistir de su propósito inicial de mantener una aventura independiente, las ganas de proseguir juntos —la mayoría de los días, junto a su amiga peregrina— se impusieron. «Me di cuenta de que lo más vulnerable que podía hacer, y probablemente era lo que más estaba buscando, era abrirme a caminar con otra persona», rememora Loni a la CNN.
Tras intensas jornadas de Camino, Loni y Kjartan llegaron a Santiago en medio de la noche, lo que les llevó a dormir en un saco de dormir en la calle. Se convencieron de que no querían separarse y, al día siguiente, Kjartan no dudó en pedir matrimonio a la californiana. «No quiero irme a casa sin ti», le dijo. «Yo tampoco», contestó la americana. «Está resuelto entonces», aseveró Kjartan.
Ya comprometidos, recuerdan ahora cómo lo revelaron a distancia a sus familias y cómo, seis meses después, se casaron en la ciudad americana de San Diego, en una ceremonia oficiada por la misma peregrina canadiense que los acompañó en su primera cita.
Diez años después, y ya instalados en Copenhage junto a sus tres hijos, la pareja mantiene que el Camino les proveyó el uno al otro. «Hay un dicho en el Camino, y es 'el Camino proveerá'», remarca Loni. «Eso puede ser cualquier cosa: tienes un tobillo torcido y alguien te porporcionará ayuda, o hay una situación en la que no puedes ver claramente y alguien te habla de eso y te ayuda a ver la claridad», reflexiona.
«Kjartan y yo fuimos pensando que deseábamos cierta cosa y que necesitábamos cierta cosa. Y creo que lo que sucedió fue que el Camino nos dio algo más inesperado», sostiene Loni a la CNN, sin lograr responder a si lo suyo fue suerte o destino. El propio reportaje subraya que su historia de amor no era lo que esperaban, pero sí lo que necesitaban.