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Qué ver en Galicia: ocho lugares por los que vale la pena desviarse del Camino de Invierno

VEN A GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

La ruta atraviesa las cuatro provincias, pasa por los ríos Sil y Miño y se adentra en los territorios donde se producen dos de las denominaciones de origen de vino de la comunidad. ¡Descubre su patrimonio!

18 mar 2022 . Actualizado a las 17:03 h.

Pallozas nevadas en O Cebreiro. Una imagen de postal y, a la vez, un problema para los peregrinos que quieren llegar a Santiago en los meses más fríos del año. Pero, como dice el refrán, «no hay mal que por bien no venga». Cuando la ruta francesa resulta impracticable, existe una alternativa: el Camino de Invierno. Este itinerario se desvía del trazado tradicional en Ponferrada para evitar las montañas lucenses.

Esta ruta xacobea llega a Galicia por la entrada natural desde la meseta, en Valdeorras, para luego atravesar las cuatro provincias. Una característica única, ya que es el único recorrido que permite disfrutar de los paisajes de Ourense, Lugo, Pontevedra y A Coruña a través de ocho etapas. Para aprovechar esta oportunidad, siempre es recomendable alejarse un poco del trazado para conocer esos rincones que no están señalados por las flechas amarillas. Estos son ocho lugares por los que vale la pena desviarse del Camino de Invierno.

Covas de Valdeorras

Bodega tradicional en una cueva en la comarca de Valdeorras.
Bodega tradicional en una cueva en la comarca de Valdeorras. Santi M. Amil

 El Camino de Invierno entra en Galicia por la comarca de Valdeorras. ¿Te suena el nombre? Es una de las cinco denominaciones de origen de vino que existen la comunidad. Por eso, hacer esta ruta es la excusa perfecta para aparcar la mochila un rato y darse a la bebida... ¡Con sentidiño!

Los productores de vino de Valdeorras ofrecen todo tipo de actividades de enoturismo. Catas con y sin maridaje, visitas a las bodegas, rutas por los viñedos e incluso la posibilidad de ponerse las botas y experimentar en primera persona el oficio de la viticultura. Hay opciones para todos los gustos. Pero si lo que quieres es descansar tras la etapa, un plan que no falla es entrar en alguna de las covas donde envejece el caldo.

Las covas son las bodegas tradicionales de Valdeorras. El vino de esta denominación de origen envejece en cuevas excavadas en barro, que regulan la temperatura a través de chimeneas que sobresalen en medio de la tierra. Vale la pena visitarlas tanto por dentro como por fuera.

Túnel de Montefurado

Túnel de Montefurado.
Túnel de Montefurado. Carlos Rueda

Otra de las características del Camino de Invierno es su trazado, utilizando las calzadas que construyeron los romanos hace casi dos milenios. Estas vías se crearon para comunicar las ciudades del Imperio y poder trasladar las materias primas que se extraían en cada territorio. En el caso del interior gallego, era el oro. Y la huella de las explotaciones mineras aún perviven en la Ribeira Sacra.

Ejemplo de ello es el túnel de Montefurado, situado en Pena do Corvo, en la localidad lucense de Quiroga. Se trata de un agujero en la montaña por donde se cuelan las aguas del Sil. Construido en el siglo II con una longitud de 120 metros, en la actualidad se conservan tan solo 52 metros debido a una gran riada que derrumbó la mitad de la estructura.

Cañón del Sil

Cañón del Sil.
Cañón del Sil. CARLOS RUEDA

Buena parte del Camino de Invierno transcurre a orillas del Sil y, aunque deja atrás el río para dirigirse hacia Monforte, vale la pena seguir un poco más su curso. ¿Por qué? El refranero gallego da una pista: el Miño lleva la fama y el Sil le da el agua. Su potente caudal serpentea a través de la Ribeira Sacra formando un paisaje único.

El cañón del Sil es una garganta de roca excavada por el agua del río que puede alcanzar hasta 500 metros de profundidad. Sus inclinadas laderas se caracterizan por las terrazas que, desde antes de la llegada de los romanos, se utilizan para cultivar viñedos. Y es que la Ribeira Sacra es la cuna de otra de las denominaciones de origen de Galicia.

Pero, además de acercarte al mundo del vino, y si ya has tirado de plan enoturista en Valdeorras, visitar el cañón permite disfrutar de un paisaje que no deja indiferente a nadie. La zona es una auténtica mina de miradores de todas las formas y tamaños. Algunos ejemplos son Los Balcones de Madrid, en Parada de Sil (Ourense), o el de O Boqueiriño, en Sober, desde el que se puede ver el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil. Otra de las opciones es admirar esta maravilla natural desde el agua en alguno de los catamaranes que recorren el río.

Iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño

Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Miño.
Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Miño. ALBERTO LÓPEZ

El patrimonio histórico es otro de los puntos fuertes de la Ribeira Sacra. Hacer el Camino de Invierno permite disfrutar de iglesias, capillas y monasterios románicos escondidos entre castaños y carballos. Tras dejar atrás el Sil, la ruta atraviesa Monforte y cruza el Miño para llegar a Chantada. Si en lugar de pasar por encima del río sigues su curso hacia el norte, podrás admirar la iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño.

Esta joya patrimonial está situada sobre una ladera, como sostenida por arte de magia entre los árboles, gracias a un sistema similar al seguido por el Maestro Mateo en la construcción del Pórtico de la Gloria. Y es que el edificio guarda muchas similitudes con otros templos vinculados al Camino, como la catedral de Santiago y la iglesia de Portomarín.

Monte Faro

La ermita de Monte Faro marca la frontera entre las provincias de Lugo y Pontevedra.
La ermita de Monte Faro marca la frontera entre las provincias de Lugo y Pontevedra. No disponible

Desde pulmón que es la Ribeira Sacra, la ruta continúa hacia el corazón de Galicia. El Camino de Invierno entra en la provincia de Pontevedra para recalar en la comarca del Deza. Pero, antes de llegar, será necesario cruzar la frontera. El Monte Faro es la barrera natural que delimita los municipios de Rodeiro (Pontevedra) y Chantada (Lugo).

Aunque se encuentra en el trazado del itinerario y no hace falta desviarse, sí es un buen lugar para tomarse un descanso y observar. Desde su cima, coronada por una ermita, se pueden ver las cuatro provincias gallegas. Por si fuera poco, un estudio realizado hace unos años por científicos del CSIC concluyó que es el punto desde donde se puede ver una superficie mayor del territorio. ¿Quieres ver Galicia como nunca antes?

La cultura del cocido en Lalín

Estatua del Cerdo de Lalín.
Estatua del Cerdo de Lalín. miguel souto

La siguiente parada de la lista tampoco necesita desvíos, ya que el Camino de Invierno atraviesa Lalín. Pero sí que requiere de tiempo y calma para recorrer sus calles y detenerse en sus restaurantes si quieres probar el mejor cocido de Galicia.

El cocido de Lalín es uno de los manjares más famosos la gastronomía gallega y toda una cultura en el municipio. Tanto, que hasta cuentan con una estatua en honor al cerdo conocida como Porco de Lalín. Salir en su busca es una excusa para conocer la localidad y dar un paseo antes de darte un buen atracón de comida. Además, hasta el 22 de mayo se celebrarán un sinfín de actividades con motivo del Mes do Cocido, que este año se alargó con motivo de la pandemia. Si vas a hacer el Camino de Invierno esta primavera, ¡consulta la programación de la fiesta para aprovechar el viaje!

Pazo de Oca

Camelias en flor en el Pazo de Oca.
Camelias en flor en el Pazo de Oca. E CUIÑA

Después de una enchente de cocido, en la siguiente etapa no está de más darse un paseo y tomar el aire. El Pazo de Oca, en A Estrada, tiene uno de los jardines más bonitos de Galicia que, además, se encuentran en su máximo esplendor hasta la Semana Santa. Más de medio millar de variedades de camelia dan forma y color a un espacio que traslada a los visitantes a la época de los palacios.

Árboles del siglo XIX, setos de hasta 300 metros de longitud, laberintos de plantas, fuentes, un estanque donde nadan los patos... Todo alrededor de un pazo barroco que representa a la perfección el estilo de los palacios gallegos de la época.

Pico Sacro, en Boqueixón

Vistas del Pico Sacro, en Boqueixón, en un día de niebla.
Vistas del Pico Sacro, en Boqueixón, en un día de niebla. XOAN A. SOLER

 Antes de llegar a Santiago, hay un lugar privilegiado desde el que se puede ver, por primera vez, la catedral, además del valle del Ulla. Para llegar hay que subir una montaña, pero el esfuerzo vale la pena. El solitario Pico Sacro, situado en Boqueixón, es uno de los lugares de referencia para los peregrinos que hacen el Camino de Invierno o la Vía de la Plata por su misteriosa forma de pirámide.

Como todos esos rincones gallegos que permanecen tras un halo de misterio, el Pico Sacro cuenta con sus propias leyendas. Una de las más conocidas dice que allí, en el interior de una cueva, vive un dragón. ¿Te animas a comprobarlo?