Cristina Castaño, Xurxo Carreño, Roi Méndez, Luis Cepeda, Natalia Maquieira y Tamara García Romero cuentan cómo es la experiencia de ser «Instagrammers no Camiño»
04 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Dicen que una imagen vale más que mil palabras, que lo que tiene valor no tiene precio y que un amigo es un tesoro. Y, viendo las publicaciones de los Instagrammers no Camiño, no hay lugar a dudas. Cuando Cristina Castaño, Xurxo Carreño, Roi Méndez, Luis Cepeda, Natalia Maquieira y Tamara García Romero llegaron el domingo a la plaza del Obradoiro, la imagen de sus rostros lo decían todo. Sin palabras y con una emoción que no se puede cuantificar, los seis influencers gallegos completaron las últimas cinco etapas de la ruta xacobea que une Ourense con Santiago. Porque unión es la palabra que define su aventura por una Vía de la Plata que, en lo que amistad se refiere, vale oro.
«A emoción de chegar á catedral de Santiago no só era por haber conseguido este novo reto, esta aventura, despois de tres provincias, 110 quilómetros, senón porque nos imos votar en falta», reconocía una Natalia Maquieira que entró en el Obradoiro abrazada de su inseparable compañera Tamara García Romero. Una imagen que vale más que cualquier pie de foto.
«Me emocioné un poco», cuenta Tamara, que tal como le sucedió cuando hizo el Camino Portugués hace unos meses, no pudo contener las lágrimas. «Ya los últimos kilómetros empiezas a notar una sensación rara. Entre el cansancio, los días que compartimos, que tuvimos una conexión brutal... Se empieza a remover todo. Y esta pena de acabar, la emoción de llegar, fue lo más».
Una piña
Lo cierto es que el grupo de instagramers tuvo una conexión especial, tal como mostraron en sus redes sociales. «Cuando pasó el primer día que llevábamos un mes juntos», reconoce Xurxo Carreño, que cuenta que del Camino siempre se queda con las amistades: «Hicimos una piña tremenda. Me llevo amigos para toda la vida». Una frase que repiten, una y otra vez, todos sus compañeros.
«Dentro de que somos perfiles diferentes, es brutal cómo hemos conectado. Ha sido todo muy genuino y muy bonito. Siempre va a haber un vínculo que no se va a perder», coincide Tamara García, que cree que la fuerza de esa unión se debe, en buena medida, al haberse encontrado bajo la estela de las flechas amarillas. «Al final es una experiencia en la que estás 24 horas conviviendo, caminando. Nadie habló de su vida fuera del Camino, incluso forzábamos no hablar de eso. Compartimos muchas cosas. El caminar, el hablar, es un vínculo que no sucede en otras experiencias. Esto es único».
Objetivo cumplido
«Lo pasamos tan bien que al final la gente vivía los vídeos y las historias como un reality», añade un Xurxo Carreño que, disfrazado de pulpo, llegó al final de la ruta tal y como empezó: con el humor por bandera. Y es que el buen rollo que compartieron los influencers en Instagram enganchó, o eso demuestra el feed back recibido, a buena parte de sus seguidores. Ese era el objetivo marcado por la Xunta: animar a los jóvenes a hacer el Camino de Santiago. Y se cumplió.
«Moitísima xente mos escribiunos tanto en mensaxes como en comentarios de que os motivaramos a facer este camiño, que foi unha experiencia incrible, que xa estaban facendo as diferentes etapas para comezalas xa sexa en Semana Santa ou en verano», celebra Natalia Maquieira.
Cantaron, bailaron, rieron e incluso rapearon bajo la batuta de Roi Méndez, que llegaba al Obradoiro con la guitarra a la espalda. Esa que ha deleitado a sus compañeros y seguidores a lo largo de las cinco etapas. ¡Y es que la canción improvisada en la primera jornada fue solo el principio! «El Camino inspira mucho. Al final lo único que tienes que hacer es caminar y disfrutar. Eso te permite que la cabeza esté muy creativa», explica el artista, que agradece a la ayuda a sus compañeros, que lo motivaron a seguir sorprendiendo cada noche con un nuevo temazo: «Espero que sea el primero de muchos viajes que hagamos juntos».
Un camino interior
Roi es precisamente uno de los influencers que jugaba en casa en la última etapa. ¿O no? «Nunca había vivido Santiago desde esta perspectiva. Estoy acostumbrado a estar aquí en otro ambiente. Me siento ajeno aquí, no lo veo de la misma forma que un día normal, me siento como un peregrino», dijo el compostelano al llegar al Obradoiro.
Y es que el Camino sorprende. Así lo confirma Cristina Castaño, que hace unos días explicaba en una entrevista que iba a dejarse sorprender y a transmitir lo que la ruta tuviera que aportarle. «El día que fui sola fue muy especial porque sentí a mi tierra gallega susurrándome que le llorase mis penas. Las penas que yo había sentido al irme de mi tierra. Todo el camino que he vivido fuera de Galicia desde que me fui a cumplir mi sueño a la capital. Han pasado muchas cosas en mi vida y, entre ellas, algunas penas que no era consciente que tenía. De repente, me sorprendí a mi misma llorándole esas penas a mi tierra y al Camino susurrándome “déixamas a min"».
Ese poder de sanar que tiene el Camino lo sintió Luis Cepeda, pese al cansancio, al llegar al Obradoiro: «Mentalmente te renuevas completamente: descansas, tienes paz contigo mismo, la cabeza se te amuebla... Físicamente vienes destrozado, pero se recupera en dos días. Para recuperar la cabeza necesitas más tiempo». Por eso, no duda en recomendar la experiencia. «Si una persona nota que, de alguna forma, mentalmente no está bien, que haga el Camino, que se tire seis o siete días caminando, que va a volver nueva».
En realidad, los seis peregrinos coinciden en señalar que la experiencia los ha transformado, de una forma u otra. «He aprendido mucho de mis compañeros. Conocer gente nueva siempre te aporta algo. Creo que siempre cambiamos en función de la gente con que nos encontramos en el camino, ¡y nunca mejor dicho! Estoy liberada, el Camino es un parón en la vida, te hace relajarte y tomarte las cosas de otra forma. A veces entramos en la dinámica de no parar y esta reflexión viene bien», comenta Tamara García.
Con Galicia por bandera
En el caso de Cristina Castaño, el viaje le ha servido también para reconectar con esa Galicia que dejó hace más de veinte años: «Ha sido muy emotivo reenamorarme de mi tierra, de mis orígenes, de mis raíces y sentir la dulzura de nuestra tierra, la dulzura de nuestra agente, la hospitalidad del gallego». No hay más que ver el recibimiento en A Bandeira: con gaiteiros, cabezudos, xenerais da Ulla y, por supuesto, ¡empanada!
«Qué bien se come en el Camino», confirma Xurxo Carreño, el experto gastronómico del grupo. Cocido de Lalín, filloas de Lestedo, café de pota... «El bocadillo de Ginés está bien, pero lo que comimos durante el Camino de Santiago fue una locura», bromea el influencer, que reconoce que está enganchado a esto de peregrinar. Desde que se calzó las botas por primera vez el pasado julio, con la primera edición de Instagrammers no Camiño, ya ha completado su tercera ruta. Aunque tanto el Camino Portugués como el Francés le gustaron, reconoce que el que más le gustó es la Vía de la Plata.
Lo mismo opina Cepeda, que había hecho de pequeño el Camino Francés. «Me ha encantado encontrarme con esos paisajes, esos puentes, ese olor a campo, a naturaleza, los pueblos, las vacas…», cuenta sobre la ruta elegida.
«Galicia é marabillosa, é para desfrutala», resume Natalia Maquieira. «Viña coa intención de encontrar un momento de paz, de tranquilidade, unha pausa na miña vida. E encontrei non só eso, senón unha experiencia incrible e persoas que xa son amigos. Só podo dicir 10 de 10». La puntuación que catapultó a Nadia Comaneci a un oro histórico. Y, hablando de metal precioso, otro refrán dice que «no es oro todo lo que reluce». Basta con fijarse en los seis peregrinos. Al llegar a la meta, sus ojos brillaban como la estrella que, según la leyenda, guio al obispo Teodomiro al sepulcro del apóstol.